No hace mucho, el virtuoso por antonomasia del escaqueo, el escapista Rajoy, en su comparecencia para hacer ante la prensa un resumen «resumido» como siempre, de su legislatura y en ella su buen hacer y lo bien que va ya la economía vista por su vista deteriorada y fuera de la realidad no virtual, nos dejó un grandilocuente mensaje para pensar. Donde estamos aún, hoy por hoy, que nos «descolocó» totalmente. Pues según él, y transcribo tal cual, estamos y valga la redundancia «en un círculo virtuoso». Lo siguiente, como siempre, su discurso triunfalista. Virutas, de palabrería al gusto acomodaticio, de su política politiquera, y su mayoría a la baja. De su sistemática, sucia y grosera corrupción, ni hoja pasó con su proverbial virtuosismo escapista, del que no se entera, pues no pasaba por allí, ni por ningún lado que lo apartase de su círculo virtuoso y virtual.
Con esta rebuscada y profunda definición analizar el significado de… el «círculo y su virtuosismo» es para no dormir buscándole el sentido más simple. O sea, estamos en el principio de la recuperación, punto. Sin más palabrejas esotéricas difuminadas de sicoanalista. Pero el inefable e impertérrito presidente Mariano Rajoy, siempre será el mismo. Imprevisible y sorprendentemente virtuoso.
«Contra la virtud de recibir y no dar, está, la virtud de dar, y no recibir». Es lo que nos pasa, con Rajoy aquí.
Calpurnia
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