El tema del juego como aprendizaje en la vida

Los presocráticos

Suelo analizar a quienes me rodean para cerciorarme de que lo que pasa por su imaginación tiene sentido en el viaje de nuestro tránsito por la vida, aunque me siento mejor al refugiarme en mi propio pensar.
Pero lo más probable es, más bien, que me vengan a la mente los dichos de los antiguos pensadores antes que los tratados filosóficos del que fuera el discípulo predilecto de Sócrates, mi maestro favorito, el divino Platón. Quizás porque los presocráticos entendían mejor lo que hace todo ser humano al pensar que la vida es un juego de ideas que hace que el vivir no sea más que el jugárselo todo una y otra vez hasta que finalmente se nos esfume para siempre. Yo comprendo a quienes piensan que continuaremos haciéndolo, pero me consuela más tener las piezas del ajedrez entre los dedos, dándoles vueltas y más vueltas hasta descubrir su valor real.
Y me meto de pleno en unos pocos de los breves axiomas de los presocráticos que aumentan de valor por lo precisos que son: comentemos, por ejemplo con el dicho de Heraclito mientras se nos esfuma el verano. «Nadie se baña en el mismo agua, pues la marea se encarga de impedirlo», o el de Anaximando, jugando con el espacio: «lo ilimitado no puede existir porque le faltaría sitio», y finalmente un tercero del mismo, aunque más sofisticado: «nuestro Nous o inteligencia se encarga de ordenar lo poco que sabemos».
Para terminar este elenco de ideas prefiero hacerlo con uno de los maestro o «tses» del Oriente, que se ponen aún más serios, subdividiéndolo todo con los opuestos del «Ying Yang», pues su desarrollo posterior, según Laotse, promueve su interacción; y con un «ji ji» que nos deja patitiesos, se aprovechan para sonreírse ellos solos; ¿no será por eso que tienen retorcidos hacia arriba los rabillos de los ojos y que, como el Ying-Yang, se diviertan con el juego de los opuestos?

HECHOS Y DICHOS
Aprender es como remar contra corriente; en cuanto se deja se retrocede.  Edward Benjamin Britten, compositor inglés.

PENSAMIENTO ANCESTRAL
Jugar y perder en la vida es un placer para los inteligentes. Jugar y ganar ni los dioses lo conocen.

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