«París en llamas» (terror-ismo explícito)

Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro

Para matar a otro ser humano, hay que estar muy cabreado. O, enajenado. O, confundido. O, explotado. O, humillado. O, adoctrinado. O, simplemente, aturdido. Además hay que tener un arma que saber utilizar, y esperar esos segundos después en los que se te funden los plomos.
Maldita raza la nuestra!, que no para de automutilarse, porque no sabe crecer sin escuchar y actuar con arreglo a las instrucciones del «disco duro» que nos «instalan» a diario en nuestras propias familias. Eso es: en nombre de las religiones, (con su moral perversa, castradora, homicida y terrorista); en nombre del Estado ( con sus intereses feudales que empujan al individuo a la miseria patológica del sumiso ignorante); en nombre de las multinacionales (que hunden en la economía chusca y sumergida al lumpen de la masa salarial viscosa o inexistente).
Me atrevería a decir que el «lavado de cerebro educacional» aporta a este circo dos «subgéneros» de humanoides igual de estúpidos y peligrosos para la propia especie. Por un lado: políticos, financieros y religiosos pervertidos (incluidos los curas maricas). Y por el otro bando: mafiosos, revolucionarios antisistema, putas y obreros, y terroristas explícitos. El primer subgénero (politicos, …etc) pertenecen a los llamados «terroristas termita» o «terroristas vampiro». No ponen bombas en los grandes almacenes (porque, entre otras cosas, son suyos), no ametrallan a la gente en salas de fiesta (porque, entre otras cosas, son sus clientes y se gastan la pasta en el local), no boicotean vuelos ni amenazan con hacer añicos el avión en pleno vuelo (porque el avión, y el aire también, son de su propiedad), y no asaltan periódicos ni asesinan dibujantes (porque son sus principales accionistas). Los «terroristas termita» no rajan cuellos en la tele, tapados con un pasamontañas (porque es suficiente con inculcar el miedo a sus electores, amenazar con el despido a sus currantes o condenar al mismísimo Infierno a sus feligreses). Efectivamente, no les ejecutan, solo les aprietan los güevos hasta dejarles sin respiración y sin voluntad o libre albedrío, como diría el arzobispo de turno, maricón también (aquí no se libra ni dios). El «terrorista vampiro», chupa y chupa cada minuto de tu vida. No le hace falta grandes escenarios, espectáculos de terror, noticias en prime-time. Su estrategia es más lenta, pero terriblemente eficaz. Es para siempre. Generaciones sucesivas, adoctrinadas por el machacante tole tole socializador del «traga que es por tu bien», obtienen como resultado una paz interior borreguil, un consumismo compulsivo idiotizador y narcotizante, y una sexualidad procreadora y nada excitante (somos cuatro los que follamos porque es divertido).
Del otro lado, la mafia va a lo suyo, y con que sus «bisnes» le dejen réditos jugosos, no le importará seguir extorsionando y traficando con seres humanos, a los que suministrará puntualmente, eso sí, el puterío y el dulce sueño que proporciona la droga ilegal. La legal (alcohol y tabaco) es un asunto de Estado, ya se sabe. A los antisistema, les absorberá el sistema en pocos años, se cortarán la coleta en las islas Bermudas y harán surf el resto de sus días. Y el «material» de rotonda y club de alterne, junto con el obrero (tandem indisoluble al día de hoy), son los inocentes e insignificantes (para las «termitas-vampiro»), pero verdaderos, sujetos pacientes de tanto terrorismo emergente como sufrimos .
El terror siempre ha existido. Sucede que ahora se tiene noticia de todo lo que pasa en el mundo al instante. Por esto, el terrorismo explícito es el más cabrón, reconocible y trágico: está a la vista de todos. Sangre, sufrimiento televisado, destrucción televisada, desesperación televisada, políticos jodidos televisados, «pues aprovechamos y cerramos fronteras» televisado, «recortamos derechos fundamentales» televisado, «ahora bombardeamos otra vez Siria y aquí no pada ná»…o sea, mierda informativa televisada una y mil veces. Morbo. Run run radiado. Periódicos enfurecidos. Gente, mucha gente, enrabietada. Y, entre ellos, yo.
El que asume el mensaje del «disco duro» de Rajoy, Hollande, Merkel, Obama, Putin, Cameron, Aznar, y los «mensajeros del miedo» del mundo en general, con sus leyes, que todos sabemos que provienen del monte Sinaí (judío, sí) ……se hace a sí mismo TERRORISMO EXISTENCIAL. Así que, no sé si salir corriendo de este planeta de humanos terroristas todos, o comerme un croissant después de echarle un polvo a mi vecina, que la chica es de Montpellier y está confusa, para así amortiguar el dolor del este mundo canalla y tramposo en el que nos vemos atrapados. Lo siento, pero yo NO soy París.
#niterrorismo #nifascismo #pazyamor #yelplus en el salonnotejode.

1 comentario

  1. Para hacer lo que han hecho en París o en Madrid (Atocha) hay que ser un hidep**a.
    Lo mismo que para justificarlo o disculparlo.

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