En un día tan especial como el 6 de enero, nos despertamos con un «regalito» que nos ha dejado un nuevo «rey de Oriente»: la explosión de un artefacto que ha originado un temblor de magnitud 5,1 grados. No nos bastaba con las decapitaciones yihadistas o de los cárteles mexicanos; con crear una Europa xenófoba, aterrorizada y en estado paranoide. No nos bastaba con la tensión entre Arabia Saudita e Irán, la lucha por controlar el pastel energético de Siria, o la proliferación de armas en EEUU con la posibilidad de que llegue un nazi a la Casa Blanca; ahora encima nos debe preocupar también el Kim Jong-un de las narices. ¿Queda algún lugar seguro en el planeta? ¿Qué va a decir el Consejo de Seguridad de la ONU? ¿Qué ejemplo van a dar a Corea del Norte si ellos mismos siguen fabricando y utilizando las armas más destructivas del planeta? Lo único que pueden decir es: «bienvenido al club termonuclear».
Jonas Salk, famoso virólogo que desarrolló la vacuna contra la polio, dijo: «Si desaparecieran todos los insectos, en 50 años la vida sobre la tierra desaparecería; si los seres humanos desaparecieran de la Tierra, en menos de 50 años todas las formas de vida florecerían». Parece que sobramos en este planeta, mejor emigrar todos a Marte para que vuelva a haber vida inteligente en la Tierra (de momento ya lo están intentando).
Rafa Zamora Sancho
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