El Periódico de Torrevieja nº563

Torrevieja vuelve a ser noticia en el comienzo del nuevo año. Y no precisamente por las agradables e inusuales temperaturas, que prácticamente permitían que nos hubiéramos tomado las uvas en la playa; ni tampoco por los ya aburridos dimes y diretes de los políticos locales, que no dejaron el debate ni en Nochevieja. La alegre noticia del nacimiento en Torrevieja del primer bebé del año se vio prácticamente eclipsada por el asesinato de Anna (31 años) y la pequeña Maja (8 meses), a manos de un hombre que abusó de su fuerza física y de la confianza que inmerecidamente le brindaba su condición de marido y padre, para después quitarse la vida, en lo que se ha convertido en el primer asesinato machista conocido en el año 2016. En este caso, al contrario que en muchos otros, no se veía venir. Algunos amigos de la pareja todavía no se lo creen. No es difícil imaginar que el crimen se cometió en un momento de ofuscación, probablemente fruto de la saturación que a veces provocan las responsabilidades familiares, y más en esta sociedad que nos conmina a vivir para nosotros y nuestros placeres. Sin embargo, ningún tipo de sobrecarga puede justificar semejante atrocidad, ya que, como seres racionales, podemos -y debemos- controlar nuestras reacciones. Estos asesinatos inesperados y «en caliente» (de los que sólo pueden ser víctimas las mujeres por encontrarse normalmente en desventaja física) son los más terribles, porque llevan a pensar que todas las mujeres pueden ser víctimas en cualquier momento, que conviven con su asesino potencial, y eso no es sano para nadie: ni para las mujeres, ni para los propios hombres, ni para el conjunto de la sociedad. Es por esto que es necesario hacer de la violencia contra la mujer un asunto de Estado, y de concienciar a los hombres, y a la sociedad en general, de que la violencia no es el camino. Esperemos que 2016 venga cargado de diálogo y entendimiento, que así al menos lo ha pedido la ciudadanía en las urnas, tanto en Torrevieja como en toda España.

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