Todos hemos visto y contemplado el poco tiempo que duran algunos comercios y empresas en funcionamiento. Un día pasas por donde habitualmente lo sueles hacer y ves que se ha aperturado un nuevo negocio o empresa y, al poco tiempo, pasas otro día y observas que éste se liquida o está cerrado. Todo esto es debido a que muchas personas se deciden a crear una empresa porque han visto otra igual que prospera y funciona, o que piensan que con poco que vendan pueden salir adelante.
Para poner un negocio o establecer una empresa, lo primero que hay que hacer es un estudio de mercado sobre el negocio que se pretende crear, y también otro estudio de la competencia que existe o puede existir. Una vez hecho esto y teniendo la seguridad de que lo que voy a vender va a tener una demanda aceptable, tengo que hacer el proyecto económico para al menos cinco años; o sea, ver qué gastos fijos voy a tener y los directos a las ventas o producción, así como qué precio voy a establecer teniendo en cuenta el anterior estudio de mercado. Con estos parámetros, obtengo lo que se llama el margen de contribución a los costes, lo que me permite saber dividiendo los gastos fijos entre este margen lo que se llama umbral de rentabilidad o punto muerto, que no es otra cosa que saber en qué punto de ventas cubro mis gastos fijos y se abre el área de beneficios.
Si las ventas no cubren dichos gastos, cuya curva gráfica queda por bajo de ellos, no tengo ninguna posibilidad de que mi negocio vaya adelante, por lo que decido no ponerlo. Otro caso puede ser que sí que los cubra, pero que me ofrezca una rentabilidad muy pequeña, inferior a la de los bonos del Tesoro Público a 10 años, pues tampoco me interesa, porque empleo mi dinero en dichos bonos y obtengo más rentabilidad que poniendo el negocio y, en el tercer caso, es el de que mi rentabilidad sea superior a la de dichos bonos, entonces mi negocio sí que será próspero y se mantendrá sin problemas.
Hace unos tres meses que hice la proyección de un negocio que venía perdiendo dinero durante varios años, sus ventas no alcanzaban el antes mencionado umbral de rentabilidad y se estaba descapitalizando paulatinamente. Tardé dos meses en hacerlo, pues tuve que hacer un estudio de mercado a nivel nacional. Dicha empresa tenía unas ventas anuales de 1.322.000 euros y, para alcanzar su punto muerto o área de rentabilidad, para no elevar sus precios excesivamente, me acogí a los medios de la Comunidad Valenciana de dicho tipo de negocio, lo que me proporcionaba unas ventas anuales de 1.564.000 euros, con lo cual dicha empresa lograba tener un excedente anual adecuado al tipo de negocio, ya que se trataba de una empresa acogida a la Ley 49/2002, de 23 de diciembre, que regula el régimen fiscal de las empresas sin ánimo de lucro y mecenazgo. En mi profesión, he tenido la suerte de solucionar algunos de estos casos, realizando pequeños cambios en la gestión económica y financiera de algunas empresas.
Y ustedes se preguntarán: ¿y a qué viene todo esto? Pues tiene su explicación y es la siguiente: El otro día estaba leyendo el Diario Información de Alicante y, al pasar la primera página, según recuerdo, vi una lista larguísima de empresas en cuyo encabezamiento ponía «Empresas subvencionadas por la Generalitat Valenciana», entonces, con paciencia y poco a poco, porque mi vista de cerca está un poco mermada de facultades, logré contar hasta, justamente, 50 empresas, pero lo que más me llamó la atención es que todas ellas eran del sector de la comunicación, o sea, prensa, radio, televisión, audiovisuales, etc. Lo que da que pensar que, con el dinero de ustedes y el mío, se están manteniendo empresas no rentables ni productivas de riqueza, que la única existencia que se me ocurre es que están al servicio de los que gobiernan y no son imparciales ni realistas. En el caso de que sobrase dinero, habría que emplearlo en otros medios más acordes con una economía de mercado y creación de buen empleo, mejores servicios sociales y educativos, pero lo que más me asombra es que, en nuestra Comunidad, desde que entró el nuevo gobierno, la deuda ha crecido por los 3.000 millones de euros, poniéndose al 40% de su PIB, o sea, que cada valenciano deberíamos de pagar unos 8.500 euros para amortizar dicha deuda y mantener ese tipo de empresas.
Nuestros políticos, en general, aparte de lo que se les ha caído en los bolsillos sin fondo, han hecho verdaderos disparates con nuestro dinero, en obras e infraestructuras que hoy se están cayendo por falta de uso, cuidado y sinsentido, tengamos como ejemplo nuestra propia ciudad.
Carlos García
» en nuestra Comunidad, desde que entró el nuevo gobierno, la deuda ha crecido por los 3.000 millones de euros, poniéndose al 40% de su PIB, »
Cáspita, me lo temía.
Porca miseria !!