La burla y sus cómplices

Digo la burla y sus cómplices y me explico. Estimados contribuyentes, leer a través de los medios de la situación laboral de los trabajadores, vigilantes, de las sedes judiciales de la Comunidad Valenciana, es de vergüenza y de juzgado de guardia.
Como ciudadano, que pago mis impuestos a «macha-martillo», me quedo de piedra con que, a día de hoy, se juegue con los trabajadores y sus familias de esta forma tan ruin. Porque, en este caso, es la administración la culpable de este drama, que es trabajar y no cobrar, con las consecuencias que eso acarrea.
En este problema concreto, es la Administración -repito- la culpable de esta corrupción, enchufismo, y «cuñaísmo». Hay mecanismos legales para exigir responsabilidades en casos como éstos. Si la contrata no cumple con sus obligaciones, con arreglo al contrato se le rescinde, y punto. Si es la Administración la que no paga, se busca a los responsables, pues a lo mejor se han llevado la «pasta», que no son los primeros, como se ha demostrado en otros casos de corrupción.
A la cárcel con ellos. Lo que no se puede -repito- es trabajar y no cobrar.
En este asunto llaman la atención varias cosas, como, por ejemplo, que la Guardia Civil, en bastantes sedes judiciales, hace el servicio de vigilancia durante el día. ¿Esto no huele a chapuza? Yo pregunto: ¿Cómo no hace la Guardia Civil el servicio de noche también? De esta forma se evitaba el servicio de las contratas de vigilantes y todo el «mamoneo» que conlleva.
Esto demuestra lo que defiendo, como es la desaparición de todo tipo de contratas en las empresas o la Administración, pues todo los trabajadores tienen que ser de plantilla y que desaparezcan todo tipo de contratas, subcontratas, etc., que no son más que un sistema de explotación a los trabajadores de recortes de sus derechos laborales y salariales.
En otro tema, llaman la atención las condiciones que en su día firmó el PP con las empresas que tienen la concesión de la gestión privada de los hospitales públicos de la Comunidad Valenciana, entre ellos el de Torrevieja.
No me digan que aquí no hay «gato encerrado». Resulta que en esos contratos no se incluyó ningún régimen sancionador, a estas empresas en su gestión diaria de dichos hospitales. Éstos sí que son contratos a la carta a esta gentuza, que son la tela de araña que durante años creó el PP para sus beneficios políticos y de toda índole. Cada uno que saque sus consecuencias. Seguimos galopando.
¿Hasta cuándo? Al tiempo.

Gerardo Garrido

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