Maravillosa Edad Dorada

Sé que muchos de los que leéis estos artículos sois personas maduras, que habéis pasado mucho en esta vida. Yo disfruto mucho escuchando vuestras vivencias. Cada uno de vosotros es una enciclopedia viva, un pozo de dorada sabiduría, un lago de paz que se transmite a través de vuestros ojos, de vuestra sonrisa, de vuestras hermosas arrugas, que muestran que habéis vivido, amado, llorado y reído.
Este escrito es un homenaje a vosotros, que, viviendo una época llena de dificultades, hicisteis grande este país, con vuestro esforzado trabajo, honradez a prueba de bombas, solidaridad, compañerismo… Érais personas que sellaban un contrato con un apretón de manos y que vuestra palabra cuando era empeñada era sagrada, hombres y mujeres de honor.
Habéis sido educadores de la nuevas generaciones y aún hoy día seguís educando y cuidando a vuestros nietos con toda la paciencia y el amor del mundo. Sin vuestra ayuda, las familias no podrían llegar a fin de mes. Estiráis vuestra pensión y vuestros ahorros para ayudar a vuestros hijos y nietos, les proporcionáis un techo y un plato de comida cuando es necesario, siempre hay un detallito para vuestros amados nietos y una palabra de aliento para vuestros hijos.
Os preocupáis de vuestros amigos cuando están enfermos, los visitáis, a veces les hacéis los recados y los acompañáis al médico si lo necesitan y salís a pasear y a bailar con ellos cuando es posible.
Estáis pendientes de las noticias, preocupados cuando las cosas van mal y rezando para que a los vuestros no les pase nada malo, conscientes de lo difícil que es vivir cuando hay dificultades, porque vosotros ya habéis pasado por eso.
Espero que estas humildes palabras sirvan para agradecer un poco lo mucho que hacéis por nosotros y lo que habéis hecho por este país y sus gentes.

Jorge López

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