En estos primeros días calurosos de la primavera, cuando todo el mundo anda ocupado con la repetición de las elecciones, la contrata de basuras y las actuaciones de los técnicos municipales, desde este medio sentimos que el universo se ha parado a nuestro alrededor. El 8 de mayo nos dejaba para siempre nuestro colaborador Jon Oria, en su casa del tradicional barrio de los pescadores, donde tantos torrevejenses lo conocieron. Gran pensador, mejor persona. En el recuerdo colectivo deja interesantes artículos con trasfondo filosófico que tuvimos el honor de que plasmara en nuestras páginas durante más de 15 años ininterrumpidos, que se suman a sus numerosos trabajos de investigación en diversas lenguas y la tesis que le valió su doctorado por la Universidad de Cambridge. Destacó siempre por su gran implicación en el entramado cultural y los movimientos sociales, luchando siempre contra, en sus palabras, «los continuos sistemas absolutistas que todavía persisten en muchos lugares, basándose en el derecho totalitario de los romanos». Quincena tras quincena, nos lanzaba una invitación a la reflexión a través de sus artículos, que a buen seguro merecerá la pena recuperar; un desafío a la indolencia generalizada del mundo en el que vivimos, en el que él escogió ser feliz pese a todo. Y, como él mismo concluiría hace unos meses:
«No quiero terminar sin referirme a aquellos versos inolvidables de Ángel Ganivet que suelo repetir antes de caer en el abismo del inconsciente cuando me arropo entre las mantas estos días semitemplados antes de que comiencen a florecer los almendros: «Vida y muerte sueños son / y todo en el mundo sueña / sueño es la vida en el hombre / sueño es la muerte en la piedra»»
Hasta siempre, Jon. Nunca te olvidaremos.
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