Todas las mujeres son diferentes y por derecho social y natural algunas no desean ser madres, por cualquier razón, están en su completo derecho de no serlo o de no tener hijos, pero la historia que os voy a narrar es de una mujer casi única, Juany, una mujer holandesa, que ha perseguido muchos años el deseo de ser madre, pasando por varios abortos, debido a deficiencias hormonales inevitables, hasta que a los cuarenta y cuatro años, tras ser recomendada a otro ginecólogo especialista que había ayudado a otras mujeres a quedar embarazadas y tener hijos, Juany lo intenta, se somete a una dieta natural y sana, sin fumar, sin alcohol y con ejercicios físicos adecuados, pues a sus cuarenta y cuatro años el tener hijos siempre ha sido muy complicado porque se ha pasado la mejor época, la juventud, cuando la mayoria de los órganos están mas aptos para tener hijos. Sin embargo, por fin, Juany se queda embarazada y tiene un hijo, Johny. Pero Juany, una luchadora incansable, después de tener a Johny hace cuatro años, decide, junto a su esposo, un hombre muy paciente y sensible, tener otro hijo o hija a la edad de cuarenta y ocho años. ¿Por qué? Su esposo dice: «Sería muy arriesgado para tu salud». Pero una madre, es una madre, piensa en que su hijito Johny podría estar solo en su juventud y por esa razón quiere otro hijo para darle compañia a Johny, porque sus padres, en unos años, ya estarían posiblemente incapaces para ayudarlos. El amor de una madre no tiene fronteras, arriesga su vida por su hijo, no desea que Johny se quede solo, si sus padres le fallaran algún día.
José Antonio Rivero Santana
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