Tal vez, digo tal vez, la noticia de la quincena haya sido la profunda remodelación producida en el equipo de Gobierno municipal, motivada por el abandono de los dos concejales de Sueña Torrevieja, Pablo Samper y Alejandro Blanco. Todo ha sido rápido, como era previsible, a la hora de tomar una decisión de tanto calado, y digo calado porque siempre va a aparecer la alargada sombra de la sempiterna moción de censura al alcalde y su equipo de Gobierno. Ahora son más minoría, pero me da la espina de que se encuentran más fuertes, más enérgicos, más comprometidos y con mayor ilusión por gestionar los intereses de la ciudad. Y ya digo que podrán cometer serios errores, y los cometerán, pero parece que ese entusiasmo en mejorar la ciudad y el lastre de problemas enquistados de otras gobernanzas está casi intacto, parece tan natural como el que se produjo el día de la investidura del nuevo alcalde y su nuevedoso equipo de Gobierno, mal llamado Pentapartito. Lógico es que para coordinar cinco sensibilidades tan distintas hace falta mucha mano izquierda, derecha y de centro. Y eso es lo bueno, dialogar, comunicarse entre sí (igual esto de la comunicación ha fallado y ha hecho que todo salte por los aires, es un decir), marcar objetivos y prioridades. Todo parece que se inicia de nuevo, pero no es así; todo continaúa con la misma ilusión y esperanza de producir un cambio sustancial en esta Torrevieja, tan profundamente enquistada en viejos gestos y decadentes costumbres. Y la ilusión está intacta, y lo digo porque hace unos días se presentó por todo lo alto la apertura de la sede de la Universidad de Alicante en Torrevieja, una gestión que el actual alcalde, José Manuel Dolón, llevaba entre manos desde hacía algún tiempo. Y ha cuajado. En el Casino estuvo todo el equipo de Gobierno de la Universidad, apoyando esta importantísima iniciativa. Pues nada, a seguir, que esto son tres días. Y a Domingo Soler le quedan muchos muertos que enterrar.
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