Asuntos políticos al margen (y de vez en cuando es muy bueno pasar de los trasuntos políticos locales), tengo la ligera sensación de que la presentación del libro de Manuel Pamies sobre una selección de artículos periodísticos ha estado en primera línea informativa durante la pasada semana. Pamies ha sabido y sabe a estas alturas de la vida concitar a Tirios y Troyanos, ni más ni menos que en el salón principal de la Sociedad Cultural Casino. Aquella noche, ese doce de noviembre del año en curso, fue clara y tranquila, en la que todos los invitados (faltaron bastantes) pudieron entrar sin problema, sin prejuicios políticos, sin malas vibraciones (ay, menos alguno o alguna que siempre se hace notar y canta por soleares sin ton ni son), arropando al autor del libro, porque a fin de cuentas era su noche, esa noche en la que, gracias a la labor de distintas personas, salió, casi sin querer, el sol para Manolo, porque además era de justicia social, periodística y literaria. Intuíamos, los que sabemos intuir, que el salón se iba a quedar pequeño. Y, efectivamente, Manolo Pamies consiguió abarrotarlo hasta no poder más. Gentes de pie, gentes apoyadas en las paredes, gentes apoyadas en el piano, pensando en aquello de «tócala otra vez, Sam». Es decir, escribe otro libro, Manuel, por favor, que sabes que la gente te sigue e incluso te persigue. En fin, no quiero ser un pesado, puesto que prácticamente todo está dicho en relación a ese magnífico acto que encajaba perfectamente en el ámbito de la cultura. Sisa tenía razón con su canción, que también encajó a la perfección esa noche. Y lo dicho: ese trabajo ha visto la luz aunque haya sido «Contra viento y marea».
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