Nuevos aires

Tenía muy pensado haber provocado un cambio sustancial en esta crónica, por aquello de año nuevo aire novedoso. Pero una vez visto lo visto y sabiendo que me han ganado por la mano todo el equipo de trabajo del gabinete de Prensa del Ayuntamiento, casi me veo en la obligación de quedarme como estoy, a pesar de que escribo porque «ahora sé que todavía estoy». Portada cuasi perfecta la del nuevo rumbo del Semanario Vista Alegre, con un logo novedoso y acertadísimo, lo que demuestra que, una vez más, la gente joven es creativa e imaginativa hasta el punto de llegar al poder, si la dejan, claro. Ha venido al pelo la increíble nevada torrevejense por lo de hito histórico y tal y tal. Dicho lo cual, que me emocioné hasta la alteración, porque no había visto nevar en mi vida, oye, y lo cogí con ganas. Retomo la cuestión, digo que el semanario necesitaba un nuevo aire, introducirle algo novedoso, apostar claramente por la modernidad, que es lo suyo. La puesta en marcha de esa nueva idea, con papel de otro gramaje y ecológico, indica que la idea se tiene clara y que los objetivos a cumplir ya no son algo que se mantenga en una nube de incredulidad. El objetivo final, como no podría ser de otra forma, y el equipo del gabinete lo sabe a la perfección, es el de encontrar las pautas para animar y reconvertir el contenido en algo que guste y que al mismo tiempo rompa con lo establecido durante tantos años, y lo digo por propia experiencia, ay. El continente ya está logrado. Ahora resta trabajar a fondo en el «fondo» de la cuestión con buenos reportajes semanales, con precisas y punzantes entrevistas, con educativos artículos de opinión, y, a ser posible, críticos con la sociedad torrevejense. Y digo que alimentar todo esto no es tarea fácil. Pero todo está en ponerse el mono de trabajo, inyectar buenas dosis de ilusión y, sobre todo, amar lo que se está haciendo. Digo que me hubiera gustado haber visto en la presentación muchísima más gente de la que vi, personas más representativas de la ciudad, de las que hablan mucho pero «ná de ná». En fin, no quiero amargarme este modesto artículo con tantas ausencias previstas, pero es que clamaba al cielo. Así que suerte en esta nueva andadura a todo el equipo que está detrás de ese novedoso proyecto.
Ya le he dicho a mi buen amigo, camarada y hermano Rodolfo que inicie un trabajo histórico-sociológico sobre los medios de comunicación de la ciudad. Podría ser una tesis perfecta para su fin de carrera, pero es que no me hace ni caso, oye. Al final tendré que hacer el trabajo yo y después vendérselo por cuatro maravedíes. En fin, salud a todos los lectores y no lectores.

Óscar A. Claramunt

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