Jesús recibió la noticia del asesinato de Juan el Bautista. Apenado, cruzó en una barca el mar de Tiberíades, hacia un monte desierto cerca de la ciudad de Betsaida para estar a solas. Al enterarse de su partida, mucha gente lo siguió a pie, de forma tal que Jesús se encontró con que había un gran multitud. Compadeciéndose de ellos, Jesús curó a los enfermos y predicó su mensaje a toda la gente. Cuando ya se hacía tarde, se le acercaron los discípulos y le dijeron que despidiera a la gente para que fuese a las ciudades vecinas a comprar comida, pero Él respondió: «DADLES VOSOTROS DE COMER» (Lc 9.13). Ante la aparente imposibilidad de hacerlo, los apóstoles reflexionaron sobre la situación. Felipe estimó que doscientos denarios no eran suficientes para comprar comida para todos (un denario podía bien conformar el jornal de un trabajador), mientras que Andrés el Apóstol encontró a un niño que tenía cinco panes de cebada y dos pescados. Sin preocuparse, Jesús ordenó que todos se sentaran en grupos de cien y de cincuenta. Luego Tomó los cinco panes y los dos peces, pronunció la bendición, y se los dio a sus discípulos para que los distribuyeran entre las personas. Los que comieron fueron cinco mil hombres, pero sin contar a las mujeres ni a los niños. Cuando todos quedaron saciados, el Cristo ordenó: «Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada» (Jn 6.12); y se juntaron doce canastas de sobras.
La Palabra de Jesús no solamente la pronunció en aquel momento, sino que la dice constantemente cada vez que, en la Eucaristía, se lee su Palabra y se dirige directamente a todos nosotros: «¡DADLES VOSOTROS DE COMER!», es una acción que sucede en ese momento actual, es a mí, a Vds., a todos nos está diciendo esa frase.
Al día de hoy, existen más de 1,5 millones de niños, solamente en África, que están en riesgo de morir por falta de alimento, cuidados médicos, falta de agua potable, etc. Y, ¿qué hacemos nosotros? Solamente algunos dar los 10 o 12 € al mes a una ONG, para que ayuden a estos niños. Yo recuerdo que, hace algunos años, se acordó que cada país diese un pequeño porcentaje de sus Presupuestos Generales para paliar el hambre en el mundo, pero esto no lo hacían más que unos pocos, y nunca llegaban a cumplir dicho porcentaje, lo hacían puramente por altruismo y no por caridad con nuestros hermanos (la Caridad es entregarse uno mismo para ayudar a los demás, no solamente dar un poco de dinero).
LA CONTRADICCIÓN:
Francia ha efectuado una oferta de venta a Colombia de 18 cazas de combate clase Mirage 2000 5F, en perfecto estado, por la no despreciable cifra de 500 millones de $ USA. Los pilotos colombianos ya están entrenándose en Francia para el uso de estos aviones en su país, o sea, que un país que vive de la emigración a otros países, de sus habitantes, se gasta este dineral en unos aviones de guerra y combate. Los cazas de combate americanos F-16, que vienen utilizándose hasta ahora por muchos países, incluido el nuestro, por un defecto de fabricación que tienen, van a ser sustituidos por el F-35, cuyo programa de fabricación ha costado 1 billón de €. Vistas estas cantidades de dinero, imagínense lo que habrá costado el Destructor que le ha sido entregado recientemente a la marina de EEUU, clase Zunwalt DD6-1000, con un desplazamiento de 15.000 toneladas, a lo que los rusos han respondido con otra construcción que desplaza 20.000 toneladas y, los chinos, otro que desplaza 40.000 toneladas. Tengan en cuenta que un misil Tomahawk de los que llevan en su armamento, cuesta 750.000 €, imagínense Vds. lo que cuesta uno solo de estos destructores o bien un porta-aviones o submarino nuclear. Casi todas estas máquinas de guerra y destrucción llevan tecnología electrónica española.
A estos gastos enormes en elementos destructores de vidas humanas, no les hace falta emplear una pequeña parte en los niños africanos que están muriendo, porque mueren ellos solos de hambre por falta de comida y medicamentos.
Las ONGS necesitan emplear dinero en sueldos, infraestructuras, marketing y publicidad, administración, etc. Por esto, no todo el dinero que damos va con destino a estos pobres niños, sino que solamente va una parte de nuestros donativos. No obstante, gracias a ellas se están salvando muchos niños de morir de inanición.
Carlos García
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