El último servicio de Pedro Valero

Ha muerto mi amigo Pedro Valero Mazón. Demasiado pronto deja viuda, una hija, una extraordinaria familia, y un grupo de amigos desconsolados, por su ya insalvable ausencia. A casi todos ellos en persona les he acompañado en el sentimiento por esta pérdida irreparable. Fue un hombre importante del Partido Popular, y disfrutaba al ser reconocido como el hijo de la alcaldesa socialista que fue Rosa Mazón. Hay unanimidad en la deprimida sociedad civil torrevejense, sobre la valía política que ejerció como concejal de Policía, y otras muchas responsabilidades en el Ayuntamiento salinero.
La imagen del hijo de la alcaldesa socialista, con responsabilidades de gobierno en su pueblo con el Partido Popular, es uno de los logros constitucionales que debemos poner en valor hoy más que nunca. El respeto al diferente y a la libertad de elección; en definitiva, los valores de nuestra Constitución y de nuestra atacada democracia.
Pedro ha fallecido inocente, mal que le pese a algunos. Ha desaparecido un hombre digno y honrado que fue, en su ejercicio como concejal, y como empleado de la empresa Agamed, falsamente acusado hasta el último día de su vida por José Manuel Dolón García. El alcalde del odio de Torrevieja no asumió nunca que el hijo de la comadrona alcaldesa socialista fuera libremente dirigente del Partido Popular local. Y a la mínima oportunidad que tuvo, le colocó en la puerta de su casa conexiones en directo de televisiones nacionales, señalando a Torrevieja como capital mundial de la tortura policial.
Al conocer que Dolón García había remitido una misiva de pésame a la familia de Pedro, en su condición de alcalde de todos los torrevejenses, sentí que mi amigo prestaba, en su adiós, un último servicio a su amada Torrevieja: propiciar la concordia política. Me equivoqué. Mientras con la mano derecha escribía la carta de pésame a la familia, con la mano izquierda exigía un informe represor para conocer y reprochar si había tenido lugar la participación de Policías Locales de Torrevieja en su funeral en la Iglesia de la Inmaculada; y afear si los uniformados rindieron honores al cuerpo inerte de un hombre que iniciaba su último viaje arropado por centenares de amigos, que ofrecían su último homenaje a una buena persona. El último servicio de Pedro Valero a su pueblo fue demostrar que el odio es alcalde de Torrevieja. Sí, «En el Dulsísimo Nombre».

1 comentario

  1. Dolón García, pertenece a esa clase dirigente que a falta de capacidad gestora, le sobra capacidad de gestos, gestos como no confiar en sus funcionarios policiales, en su mente bolchevique tienen que controlar (también)las emociones de los demás, todo un ejercicio de miseria moral y enanismo humano. Torrevieja necesita regeneración, pero esto es transitar de Guatemala a Guatepeor.

    Salú2.

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