Movimiento. Esa simple palabra podría resumir los días que vivimos en Torrevieja. Lo vimos en el comercio y la hostelería, con los días de Black Friday y la Ruta de la Tapa, que no ha terminado aún; y lo seguimos viendo con las fiestas -locales, patronales o ambas, a gusto del consumidor-, que llenan las calles de personas con ganas de pasarlo bien. También tenemos por delante el Medio Año Festero de Hogueras, con multitud de actividades en su carpa de la calle Azorín, y otras fiestas como las de Santa Bárbara, del Centro Asturiano, o los actos previos a la Navidad, como el encendido del árbol, los mercadillos solidarios y el concierto de villancicos en inglés en la Plaza de la Constitución. Movimiento ha habido también en los despachos, y prueba de ello es el visto bueno a las esperadas obras de remodelación del paseo de Punta Margalla, entre la Playa del Cura y la de Los Locos, con un acuerdo entre administraciones gobernadas por partidos de distinto signo, algo que desde aquí siempre celebramos. Movimiento ha habido en los juzgados, que han decidido que sea el Ayuntamiento, y no la empresa constructora, la que urbanice la Torreta III, tras más de 30 años de espera. La decisión puede parecer más o menos acertada, pero al menos los vecinos podrán ver sus calles salir de la desidia a la que parecían estar condenadas. Movimiento hemos visto también estos últimos días en la anhelada reapertura de la piscina municipal, el inicio del derribo del ruinoso edificio La Ballena, el repintado de señalización vial, e incluso en los partidos políticos, que ya empiezan a moverse, unos con actos públicos y otros con actos internos, para las elecciones municipales de 2019. Y es que el movimiento es vida. Moverse es lo contrario de estancarse. Y, cuando las cosas se mueven, los beneficiados somos todos.
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