Es un dato objetivo que Eduardo Dolón y su renovado equipo que le acompaña en el Comité ejecutivo del Partido Popular salinero reventaron el salón de actos del Hotel Fontana con miembros de toda la sociedad civil torrevejense. En un acto exitoso, la futura Presidenta de la Generalitat Valenciana en 2019, Isabel Bonig, comprometió su palabra en Torrevieja, en un asunto fundamental: la educación. Anunció que devolverá la LIBERTAD a los padres y madres para elegir la lengua en la que deseen educar a sus hijos. Yo creo en la fuerza de Isabel. Sus convicciones son opuestas a las de Mónica Oltra. Isabel Bonig cree en España, en Torrevieja y en Eduardo Dolón; Mónica Oltra cree en los Países Catalanes, en José Manuel Dolón y nos ve murcianos. Isabel Bonig quiere ser la primera mujer Jefa del Gobierno Valenciano. Mónica Oltra desea ser la versión femenina de Carlos Puigdemont y ser Presidenta de una parte de los imposibles «Països Catalans». Y Torrevieja lo tiene clarísimo. Ya no tolera ni uno más de los innumerables desastres de un Gobierno municipal «Tutti Fruti» anti-PP, en el que el odio visceral de unas personas, que están en la política toda su vida, hacia Eduardo Dolón, sólo ha traído desgracias y tristezas a este bendito pueblo. Ha sido de tal calibre el ejercicio de renovación, de convocatoria y de ilusión por un futuro en positivo para nuestro municipio, por parte del Equipazo de Eduardo, que ha sido públicamente reconocido en redes sociales por el Gobierno de José Manuel Dolón. Así lo ha confesado Javier Manzanares, primer concejal de España capaz de cerrar playas en verano, engañar a todos con unos drones que no aparecen, dejar sin feria a los chiguitos, y perder las banderas de calidad de nuestro litoral. El único acierto como concejal del socialista Manzanares ha sido calificar el multitudinario acto de apoyo incondicional de la sociedad civil a Eduardo y a su nuevo equipo POPULAR en el Fontana, como un «Gran acto» de libertad democrática. Sabe de lo que habla. Lo que hacía Javier Manzanares permitiendo, sin denunciarlo, que se afiliara al PSOE de Torrevieja medio centenar de magrebíes carentes de recursos básicos vitales, con la intención de manipular los censos y teledirigir las votaciones dentro de ese partido, no era libertad democrática. Eso es otra cosa. Salmonete es poco; te haremos candidato. «En el dulsísimo nombre».
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