Separaciones y divorcios

Según informa el INE (Instituto Nacional de Estadística), en nuestro país existen más divorcios y separaciones que matrimonios se celebran en la actualidad. Es tanta la facilidad de que se dispone para separarse de la pareja que en principio se eligió para pasar una vida juntos, crear una familia y vivir felizmente el resto de sus días; que cualquier contratiempo o infidelidad nos lleva a la rápida destrucción de la estructura familiar, donde los más perjudicados siempre son los niños si los hubiere.
Ya en el año 810 antes de Jesucristo, el Profeta Oseas contrajo matrimonio con una mujer que resultó ser una prostituta. El Profeta sentía tal amor por ella que la perdonó y la recogió en su casa contrayendo matrimonio, con la condición de que no volviese hacer adulterio nunca más.
En Judea, estaba permitido el repudio de la mujer que se había escogido como pareja matrimonial, hecho que tuvo que consentir Moisés ante las presiones de los hebreos, lo que Jesús abolió diciendo que «Un hombre y una mujer se unirán en matrimonio y formarán un solo vínculo. Aquel que repudie a su mujer y cohabite con otra cometerá adulterio, al igual que ella si cohabita con otro hombre». Hoy en día el repudio sigue permitido, pero contra el pago de una indemnización a la familia de la esposa, hecho que se realiza en pacto por escrito antes del matrimonio y en el cual, se fija una importantísima cantidad, que es un freno a la hora de pensar en un repudio por parte del esposo.
Hoy en día, se puede ver a través de la televisión y de aquellos programas que tratan sobre la persecución mediática a los famosos, pues cualquier cosa que ocurre entre parejas de personajes públicos es aireado con la crítica de por qué ha ocurrido la separación, si hay un tercero de por medio, lo que acrecenta las audiencias de estos programas. Hoy en día se está vapuleando a una señora a la que llaman María Lapiedra, la cual es modelo y gana mucho dinero, más que su esposo Mark Hamilton, el cual trabaja esporádicamente en algún bufete de arquitectos, pues no tiene terminada esta carrera y gana bastante menos que su esposa. Ambos han tenido en su matrimonio dos niñas, y ahora se ha descubierto que ella ha venido teniendo relaciones íntimas con un paparazzi llamado Gustavo, el cual trabaja, entre otras cosas, como tertuliano en Telecinco. Este señor ha roto su matrimonio con la señora que estaba casado más de treinta años, teniendo tres hijos, y ella también ha roto el suyo con su esposo, manifestando que los adúlteros quieren formar una nueva pareja y tener nuevos hijos, porque el amor y la pasión que sienten entre ambos rompe cualquier esquema de familia.
A todo esto, están ganado mucho dinero con sus entrevistas en los citados programas, llamados del corazón, aireando todos los entresijos de ambas separaciones y el nido de pasión que éstos mantenían en un pequeño chalet de la sierra.
Esta misma cadena tiene un programa que se emite a mediodía, llamado «Mujeres, hombres y viceversa», donde ellos y ellas visten mostrando la mercancía que se va a vender y se indica que se va a encontrar pareja entre los jóvenes. En el mismo, y aún sin conocerse, se ven escenas íntimas e impropias para niños pequeños y adolescentes, indicando que se enamoran momentáneamente y a simple vista. Para mí es vergonzosa la definición que están haciendo del «amor», pues están totalmente confundidos, pues la belleza no está en la apariencia física, sino en el interior de cada persona.
El «amor» no es un sentimiento, es la entrega total y sin condiciones entre ambos sexos, donde el uno y el otro forman una sola unidad en la que hay cariño, comprensión, fidelidad, perdón y construcción de una verdadera familia, donde no se comprende la separación si no es a través del paso de esta vida a la otra permanente, pues la esperanza y la fe desaparecen y solamente queda el AMOR.
Mi esposa, única y desde hace 47 años, ha ejercido sus carreras de Magisterio y Teología en varios colegios, y muchas veces ha venido a casa llorando, primero por el injusto trato recibido de niños que carecen de principios y valores humanos, debido a que no viven en un hogar estable y familiar, unas veces están con uno y otras veces con el otro, y muchas veces con los abuelos, bien paternos o maternos, no recibiendo el amparo y el amor de sus padres. Suelen tener dificultades en los estudios y se les nota rápidamente la falta de cariño verdadero, pues ambos cónyuges por separado le facilitan todos los caprichos para ganarse al pequeño, pero no reciben lo esencial, que es el arropamiento de los padres juntos y en auténtica familia.

Carlos García

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*