Afasia natural permanente

¡Hola! Soy yo, Lucky, y, como por mi condición animal no puedo hablar, ya que mi afasia es natural y permanente, se encarga mi «mami» humana de transcribir lo que yo diría si tuviera el don de la palabra, pero vamos a echar la imaginación al vuelo y convertir este artículo en una fábula. En primer lugar, quiero «romper una lanza» a favor del albergue o perrera municipal de Torrevieja, ya que el otro día me llegó la noticia de que hay gente que dice que está en malas condiciones y sucio. Siento desmentir esa falsedad y decir que allí tratan muy bien a todo «bichito», sea perro, gato, ave, etc., teniendo en cuenta que hay poco personal para atender a tanto animal y, por mucho que quieran, no dan abasto con todo. Aun así, tenemos todos los días nuestra comida y agua limpia. Nos limpian los excrementos con mangueras, nos tienen vacunados, algunos desparasitados de la tenia, castrados muchos machos y hembras. Vienen personas voluntarias y nos sacan a pasear mientras nos limpian las jaulas. Los más sensibles tienen camita y manta para las noches tan frías, no todos, ¿para qué vamos a engañarnos? Se necesita ropa de abrigo para los pequeñitos, vestidos, comida, correas, collares y bozales para los «grandes». Que el agua y la luz sean gratis y que la gente, antes de comprar, adopte, pero no cualquiera, sino personas que nos quieran y traten bien, que sepan que Averroes, el filósofo árabe-cordobés 1126/98, Juez Mayor de un califa, dijo en su día: «El averroísmo admite que la filosofía goza de completa independencia frente a la religión, por tanto, la verdad se hace doble; el alma humana no es esencialmente distinta del ALMA ANIMAL». Lo condenó varias veces la Iglesia, pero yo creo que no andaba muy descaminado ese señor. ¡Nosotros tenemos sentimientos y amamos con locura a nuestros dueños e incluso cuando algún desgraciado, frustrado por la vida, la paga con nosotros maltratándonos o dándonos muerte, los perdonamos y los queremos hasta el último suspiro.
No quiero dar nombres, pero sí un GRACIAS como una catedral para esas personas del refugio. Mi voz es «¡Guau—Guau!».
Por la transcripción, en Torrevieja, enero de 2018.

Kartaojal

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