La democracia, como la Constitución del 78, con o sin reformas, hay que respetarla y asumirla para ganársela, así como las leyes y el orden respetados, y nadie, ni nada, podría negárselo a los catalanes, pero la actitud, motivos, reacciones y direcciones hacia una independencia han sido oscuros y sospechosos, porque nada, mírese donde se mire, incluso con buenos y sinceros sentimientos, parece contener síntomas sinceros de diálogo, sinceridad y paz, porque jamás lo han querido ni lo querrán, porque los anticuados idealismos políticos de los Puigdemont -libre de momento ahora en Bruselas porque los belgas parecen no distinguir la diferencia mental entre la mano derecha de la izquierda-, los Junqueras, Roviras y sus discípulos, con su máquina manipulada desde hace décadas, donde sólo aparecían los colaboradores sin pago garantizado, urnas de segunda mano espercidas por todo el condado, donde fueron super-usadas y donde en muchos pueblos había más votos que habitantes, una auténtica farsa, con mozos que no obedecían nada y culpaban a todos quisque del desastre, y todavía los idealistas/separatistas confirmaban que el 1 de octubre fue el día de Cataluña, y, como eran tan valientes, decidieron escapar de España y refugiarse en Bruselas, culpando a la Justicia española de su ineficacia y discriminación, dejando solo y abandonado a un Junqueras que, ahora, parece reconocer el 155, aunque sus ideas políticas, más que nada copiadas de libros, continúan siendo las mismas tonterías que ha dicho con anterioridad. Junqueras ha solicitado clemencia y que sea oído, y estoy seguro de que el Congreso así lo hará, pero el que salga de la cárcel es otro cantar. El intento de golpe de Estado no es una broma, y la desobediencia a la Constitución, a la bandera y al respeto de los españoles no va a ser pasada por alto por la Justicia, que, pese a la presión política, debe realizar su trabajo, porque otros con menos delitos están todavía en prisión.
Ahora Cataluña tiene la oportunidad de enderezar su camino político/económico/social, con más posibilidades, aunque ahí estarán siempre los descontentos y los incoformistas, que todavía creen que el Gobierno de Madrid ha discriminado a Cataluña, pero nosotros pensamos que no se puede gastar lo que no tenemos, y ése fue el comienzo del desastre de Cataluña, con unos políticos cansados, anticuados, escasamente preparados.
Jose Antonio Rivero Santana (JARS)
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