Fernando Amat Lloret
Secretario Grupo Municipal Ciudadanos
Amarga es la derrota, más si cabe cuando llevas goleando durante siete temporadas y te remontan en la última jornada en el tiempo de descuento. Los instantes posteriores son los más duros de sobrellevar y, aunque sea lamentable, algún que otro improperio se te escapa.
No obstante, más dura si cabe que la derrota es no saber digerirla y, para colmo, te subes a una racha de tropiezos seguidos durante casi tres años, lanzando fuego en cada explicación. En ese momento es cuando el amargo dulce se convierte en una ñora picante que no cesa de escocer. Cuanto más agua, leche o pan te echas a la boca más pica. En estas se encuentra algún miembro del Partido Popular que no acepta que las reglas del juego hayan cambiado, que la política ya no es imposición, que la negociación suma y la parafernalia política solo resta.
Ahora vivimos momentos de cambio, la sociedad lo reclama a todos los niveles. La última ocasión pudo comprobarse con las históricas movilizaciones para defender la igualdad de sexos. En esta vorágine de renovación hacia una política útil, más transparente y que destierre los anquilosados vicios clientelistas del pasado, el Partido más inmóvil, el Popular, lo pasa mal, le pica el paladar, le arde el galillo. El fuego vertido en cada declaración responde a que su base carece de aceite para impulsar renovación y su cabeza ni siquiera observa el problema. La única respuesta es posicionarse como una encina; ver si escampa y seguir siendo parte del paisaje. Aunque esta estrategia no le sirve a M. Rajoy, que sufre el incesante goteo del galipote procedente de décadas de corrupción en la organización que preside.
Ahora bien el equipo de Ciudadanos en Torrevieja, antes de seguir enjuascado en intentar discernir los movimientos políticos del vecino de cara al próximo año, o de pedir el voto a año y medio vista, considera más inteligente impulsar cada una de las 20 medidas pactadas y al mismo tiempo aportar nuevas soluciones a problemas reales de los torrevejenses. La idea no es dedicarse a apodar (sacar nombrajos decíamos de niños) al equipo de gobierno o a los demás compañeros de oposición. Esta postura marca otra vieja actitud de macarra de patio, de arremeter con bullying político al adversario. La actitud de abusón queda hoy en día desfasada y el ciudadano lo castiga. Solo hay que consultar en qué dirección va la opinión pública, en la ‘buena dirección’, la de toda la vida, o la nueva. Por esta por la que al parecer el electorado está decantándose y que produce todavía más escozor e irritación en las filas populares. Aún pica más que Cs doble su respaldo en la última encuesta realizada en Torrevieja a través de cuestionarios realizados con direcciones de teléfono fijo.
Las concejales Pilar Gómez y Paqui Parra prefieren trabajar en positivo, observando los problemas y desbloqueando una situación económica infame que lastraba a la ciudad y a sus ciudadanos. En definitiva, esta posición es la de impulsar acciones reales para resolver dificultades reales desde la oposición. El no por el no ya no funciona, vean cómo acabó el exdiputado Pedro Sánchez.
El grupo municipal de Ciudadanos prefiere centrarse en cada rincón de Torrevieja, promover campañas sociales y mejorar los servicios deficientes actuales como la administración electrónica. Todo esto gratifica más que invocar al monstruo del pancatalanismo, al viejo ogro de la corbilla y el martillo o el ‘desconocido abismo’ que supone Ribera.
Para Cs las medidas naranjas consignadas en el presupuesto por valor de más de 4 millones de euros no son moco de pavo. Significan política útil.
En Orihuela con el PP y contra el tutipartito; en Torrevieja contra el PP y con el tutipartito.
¿Por qué?