La temporada de verano ya está aquí. Torrevieja recibió en los últimos días una avalancha de visitantes (… y los que aún están por llegar); algo que se hace de notar allá donde vamos: en las calles, en las playas, en las carreteras, en los bares y en todas partes se percibe ya la algarabía de los veraneantes. No en vano se reorganiza el tráfico en estas fechas. Llegan también las olas de calor, que, por otra parte, borran de nuestras costas toda presencia de la temida carabela portuguesa, que prefiere ahora aguas menos tórridas. Comienzan los Cursos de Verano de la Universidad de Alicante, que se inician en Torrevieja con un interesante seminario sobre un tema tan preocupantemente de actualidad como el acoso escolar; no comienza aún, sin embargo, la escuela de verano municipal, por los impenitentes retrasos administrativos, que algunos atribuirán al letargo veraniego. Se acercan también algunas de nuestras fiestas con más arraigo, como las que celebran los pescadores en honor a la Virgen del Carmen, con su procesión llena de tradición marinera. Y, mientras despedimos a la patrona de los pescadores alejándose por altamar, comenzaremos a disfrutar de las II Jornadas Hispanocubanas, que nos traerán lo mejor de la fusión y ritmos latinos a la puerta de casa, en un mes que culminará, como marca la tradición, al compás de la habanera.
Una programación pobre y nada popular, pocas actuaciones en vivo y de calle, la mayoría en recintos cerrados, ridículo.