Se acabó agosto, pero no se fue el calor, en ninguno de los sentidos. Ya está comenzando a gestarse un otoño caliente preelectoral, cuya antesala hemos comenzado a vivir incluso antes del fin de las vacaciones de verano. El primero en mover ficha abiertamente de cara a las elecciones municipales de 2019 fue el socialista Javier Manzanares, primero en dar el paso de decir que quiere ser candidato a alcalde de Torrevieja. Este anuncio vino a zanjar la polémica suscitada entre el concejal de Alternativa Popular (APTCe), Domingo Soler, y la concejal socialista Fanny Serrano, tras cuestionar el primero la labor de la segunda, en un equipo de Gobierno multicolor cuyos componentes ya empiezan a querer que se reconozca su identidad propia de cara a los comicios. Volviendo al anuncio de Manzanares, sería una novedad que no se presentara ninguna otra candidatura en una agrupación como la de Torrevieja, donde ya están surgiendo los primeros rumores. Rumores hay también de que alguna joven promesa pretenda relevar como candidato a la Alcaldía al presidente local del PP, Eduardo Dolón, aunque, en ambos casos, no está claro que las alternativas se acaben materializando formalmente. Al portavoz popular lo hemos visto en los últimos días volviendo ofrecer a Sueña Torrevieja y Ciudadanos que le faciliten el acceso a la Alcaldía a través de una moción de censura, instrumental en este caso, tras el bloqueo de las nóminas de los alrededor de 700 trabajadores del Ayuntamiento, a quienes hay que añadir a los beneficiarios de los nuevos planes de empleo. Todos ellos, que se han manifestado para reclamar sus derechos, quedan ahora en una situación delicada, que esperamos se resuelva lo antes posible.
Dicen que la primavera la sangre altera, pero es realmente el verano la época en la que la ciencia ha demostrado que hay más tensión, irritabilidad e incluso agresividad. Esperemos que los ánimos se calmen y que, antes de que llegue la sangre al río, irrumpan en escena el sentido común y las ansiadas soluciones.
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