Urbanismo, casas derrumbadas, codicia a reflotar

Carlos Sánchez Arenas
Militante socialista

Haciendo un repaso a las noticias recientes que atañen a la Vega Baja, destaco varias que tienen entre sí una vinculación, aunque a simple vista no reluzca. Hace casi dos meses varios vecinos tuvieron que ser desalojados debido al derrumbe que afectó a ocho viviendas situadas en Orihuela Costa, pocos días después, el departamento de urbanismo declaraba no estar obligado a esclarecer las causas. El pasado sábado desayunábamos con la corrección por parte del Consell en el Plan de Acción Territorial (PAT) para nuestra comarca, cuyo planteamiento inicial era una mayor limitación a la construcción de la que ahora se intuye.
Llegamos ya al inicio de esta semana pasada y tenemos como protagonista a un elemento a quien se suele culpar de males cuya responsabilidad es principalmente nuestra, la lluvia. Si bien las aguas recogidas durante la noche del domingo y todo el lunes son rotundas, en cada episodio de precipitaciones que sobrepasan lo habitual, tenemos asociadas inundaciones en determinados puntos del término municipal, véase Torretas; Villa Amalia; Delfina Viudes; Inmediaciones de la playa de Los Locos; entre otros.
Hace veinte años, se podía llegar desde el límite suroeste del término municipal Torrevieja con una larga caminata por colinas hasta los inicios de Sierra Escalona; había algunas zonas de pineda, algo más de matorral y muchas pequeñas ramblas. Hoy también se puede llegar, aunque atravesando un laberinto de urbanizaciones, muchas de las cuales están construidas sobre los surcos que ha ido dejando el discurrir del agua. ¿Qué implica? Pues, que si ésta vuelve a sus cauces cuando hay precipitaciones, va a ocasionar problemas con la estabilidad del sustrato sobre el que se asientan las viviendas, o que si debido a la urbanización se ha desviado su tránsito, puede darse lo mismo en otro lugar o conllevar un mayor riesgo de inundación.
En las noticias mencionadas al inicio, se unen el desarrollo urbanístico desbocado por una mala planificación y un exceso de codicia de los promotores; la administración que ante las consecuencias se ve desbordada e incapaz de dar soluciones; los ciudadanos afectados por los males y una sensación de abandono; y las fuerzas de la naturaleza que nos aconsejan no hacer lo que nos plazca con el territorio.
Me veo obligado a recordar que hemos salido en reportajes de televisiones nacionales por las urbanizaciones “fantasmas” que pueblan la Vega Baja; y que en un trayecto por las calles céntricas de Torrevieja, enseguida nos damos cuenta de que hacen falta cifras de dos números para contar los edificios vacíos. Los restos del naufragio de la construcción y las negativas consecuencias que hoy vemos con más claridad, me hace preguntarme si necesitamos realmente otro exceso urbanizador.
Como dijo en uno de sus certeros escritos el maestro Quino Cos, quien nos ha dejado recientemente, “tomemos conciencia del problema y seamos capaces de arbitrar las medidas adecuadas desde las instituciones teóricamente responsables”. Esta oración que se extrae de un artículo sobre la soledad y abandono de los mayores, bien vale para afrontar todos los asuntos a resolver desde el gobierno. Con sencillez dice mucho en la misma, una de sus muchas virtudes, con las que ha enseñado y sido ejemplo en la vida, en lo académico y en la política.Suyaseran las palabras adecuadas, y yo solo tengo palabras de agradecimiento hacia quien ha contribuido como pocos a engrandecer los términos enseñanza y socialismo. Muchos somos los que ya te echamos de menos.

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