Moción de censura, independentismo y advenimiento de la ultraderecha

Hoy, pasado un tiempo dedicado a asuntos propios, vuelvo a escribir, sobre la actualidad candente que está sobrepasando los cien grados. De «delirium tremens».
Tuvo lugar la salida obligada del siempre escapista Mariano Rajoy y su «ignorancia» sobre toda la podredumbre nauseabunda que había desde hace tiempo en su charca, que él pisaba y aspiraba, con «sapos» sin darse cuenta (pues estaba en la inopia), que es el mejor sitio donde se puede estar ante complicaciones de calado, y así evadirse y salvar el tipo. Y Rajoy sigue así, haciendo su ejercciio físico y mental, como siempre. Se pone el «chaleco salva responsabilidades» y no sabe nada, de nada: ni del barro contaminado de corrupción y «radiaciones» que se cocían misteriosamente, y producían detritus pestilentes que salían de su charca. Pero como no lo sabe… Tampoco del espionaje a lo Donald Trump. Y su explosiva descarga, que ha puesto a toda la clase política en alerta máxima. Incluida la monarquía, con la salida a escena del vomitivo comisario Villarejo, sus satélites y su «corrosivo producto», contaminando a diestro y siniestro, con «cola» que pega bien, y es un serial de larga duración y consecuencias que quedarán… Todo resumido en un todo. La caída obligada de Mariano Rajoy, tras su moción de censura nunca admitida, y algunos de su entorno, manchados por la corrupción, ha traspasado el nivel de aguante del omnipotente PP, que no asimila ni la derrota ni su corrupción masiva y han reaccionado como de costumbre: en tropel, con una descarga supernociva de adrenalina, de alto voltaje, y un paroxismo deleznable, de falacias y puñaladas traperas; donde el Franquismo soterrado ha salido a la superficie sin tapujos, en esta etapa atípica, y el centro derecha ha perdido sus valores, engullido por la ultraderecha retrógrada de los tiempos dictatoriales cavernícolas. Esta ultraderecha cree ser la única que pueden salvar a esta España descarriada, según ellos, y meterla en cintura. nada de valores democráticos y sociales, feminismo, libertad, justicia, igualdad, derechos y solidaridad, que ellos detestan. El Franquismo no está desterrado ni siquiera en la Iglesia y ahí están poniendo palos a las ruedas del progreso, esta súper derecha ultramontana y dictatorial, que ha perdido la brújula de la real democracia; los valores humanos, intrínsecos.
La moción de censura de la izquierda y el Gobierno salido de ella con derecho propio de los socialistas, que la derecha, con ataques ofensivos y destructivos al por mayor, no reconoce; el independentismo radical de los supremacistas catalanes, la inacción de Rajoy y su inoperancia común, que no supo dar solución a tiempo… Por todo ello estamos en esta grave situación; más el juicio rocambolesco del Procés, que no se sabe cómo salir de él, si no es defendiendo los valores de la paz, la concordia, la igualdad, la justicia, la libertad que se nos da en la Carta Magna de la Constitución, que también puede ser dentro de la democracia, reconstituida, para estos nuevos tiempos que vivimos.
Y no hay que olvidar que Rajoy, las dos veces que ha ido como testigo a los juicios por la corrupción del partido, y sobre la actuación policial para impedir las votaciones del referéndum independentista y el ciento cincuenta y cinco, tenía que decir la verdad y mintió. En la primera, estaba relajado y en «casa». En la segunda, nervioso, desconcertado, indeciso; pues no sabía ni recordaba nada -«amnesia total»- y al salir equivocó el camino, pues había perdido los papeles. Después, Urkullu, ex-presidente del PNV, que fue mediador y testigo en la causa separatista, puso los puntos sobre las íes y contó la verdad del «olvidadizo» Rajoy. Ante tanta trama y manipulaciones sucias del PP y compañía, tenemos que ser conscientes los y las demócratas progresistas del pueblo de a pie y los derechos humanos. A la hora de votar, hacerlo masivamente, por la libertad, la justicia social, la igualdad, solidaridad y la paz; que no nos los quiten y no vuelvan los salvapatrias, que nos quieren llevar de nuevo a los tiempos grises de las catacumbas de una untraderecha fascista. Casado, Rivera y Abascal, vástagos de nuevo cuño de Aznar. Un triunvirato de tres en uno. Xenófobo, racista, antifeminista, antimedidas contra la violencia contra la mujer, donde las de Abascal, abducidas, están para crear familia.

Josefina García

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