Al fin: buenas noticias

Y una detrás de otra, casi seguidas, algo que ha suscitado en mí una cierta curiosidad viva. La primera, que el Consell va a licitar de forma inmediata la redacción del proyecto del colegio nuevo Inmaculada, algo que los padres vienen reivindicando hace algún que otro año, un cole antiguo, con problemas estructurales, que está apuntalado en algunas zonas desde hace dos cursos.
La segunda, que la empresa concesionaria salinera ha impulsado, por fin, la actuación de regenerar una zona utilizada como vertedero durante muchos años, de la explotación salinera de los años 70, y parece que no ha llovido en las Salinas, retirando muchas, pero muchas toneladas de residuos, de ésos que afean mucho las dependencias o instalaciones de la industria salinera. Bueno, ya tenemos dos cosas: el tren turístico salinero y la retirada de escombros salineros.
La tercera, que el primer edil ha solicitado a las áreas de Patrimonio y Urbanismo que se pongan manos a la obra e inicien el expediente para proteger el conjunto «arqueológico industrial» denominado Eras de la Sal como un Bien de Interés Cultural, o sea un BIC, y digo yo que esa medida es mucho mejor que cerrarlo a cal y canto por tener algunas carencias o deficiencias estructurales o como demonio se llame a la falta de unas instalaciones eléctricas adecuadas a ese conjunto histórico torrevejense. Para ello, se requiere una revisión (que ya va siendo hora) del Plan General de Ordenación Urbana.
Y si después de esto se reinicia el proyecto de construcción del verdadero Museo del Mar y de la Sal, o se pone en valor el Pascual Flores, o se abre el Teatro Municipal (con buena fe por parte del arquitecto y la Justicia habla al fin de los sobrecostes del mismo), o se amplía la Sala de Exposiciones «Vista Alegre»…, pues miel sobre hojuelas.
Cuarta y última: volvemos a ampliar el cementerio con la construcción de nuevos nichos, nos quedamos sin espacio y hay que calentarse el majín para buscar soluciones a un serio, serio problema.

NOTA: Tiene razón, sabia razón, Miguel Aráez cuando afirma que sin chispa el periodismo es mucho menos periodismo. Un hombre sensato que sabe lo que dice.

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