Los sicarios de las multinacionales

Ni en la política, ni en la economía ocurren las cosas por casualidad, y menos en un mundo globalizado. Las multinacionales han conseguido alcanzar la cúspide de la pirámide del poder político y económico. Ellas nunca dejan nada al azar. Lo calculan todo, tanto a corto plazo como a largo plazo. Nada se les escapa a su objetivo de incrementar sus cuentas de resultados a costa de nosotros. Como decía Maquiavelo en «El Príncipe»: “no se puede ahogar totalmente al súbdito hasta la muerte. Hay que dejarlo respirar sólo un poquito para que no se rebele”. Recordemos la anécdota de Stalin que, para explicar a sus correligionarios el manejo de las masas, cogió a una gallina hambrienta y la desplumó con sus propias manos. Cuando terminó de torturar a la gallina y dejarla sin plumas, mostrando miles de puntos sanguinolentos en su piel, ésta huyó aterrorizada de la presencia de Stalin. Él se dirigió a los presentes y les exigió atención, mientras cogía un puñado de maíz con su mano y se lo ofrecía a la desplumada gallina. Ella, hambrienta, frenó su carrera de huida y miró la comida. Fue merodeando y, dudosa, regresó a picotear los granos de maíz de la mano de su torturador. Stalin les dijo a sus camaradas: «¿Veis? Por mucho que maltrates a un pueblo, no lo termines de matar y haz como si le haces algún regalo y se someterá a tu voluntad».
En esencia, ese es el panorama actual. Los gobiernos nos esquilman sin miramientos y escasamente nos permiten sobrevivir para que sigamos consumiendo y los hagamos más ricos. Pero ha cambiado la mano que nos da la comida envenenada. Ahora, los gobiernos sólo son títeres de las multinacionales que los quitan y ponen a su antojo. No en balde dominan los medios de comunicación y forman la opinión de sus vasallos, que, creyéndonos en una democracia, somos lo suficientemente ilusos como para creer que participamos en sus decisiones.
Les dan importancia y nos llenan los noticieros de accidentes de algún avión en Singapur en que mueren 20 personas o de un rescate de dos montañeros irresponsables y le restan toda importancia al suicidio de algún desesperado en España porque no puede mantener a su familia con el sueldo que le da el mercado laboral. Hay temas que no interesa tratar, por lo que echo de menos y admiro a aquellos periodistas que no agachan la cabeza para comer del pesebre.
Los medios de comunicación, acatando el dictado de su consejo de administración, destrozan al que se opone a sus intereses a dentelladas metódicas y mortales, y, en cambio, les ponen la alfombra roja a los afines y los convierten en gobernantes agradecidos. Saben cómo tergiversar y manejar la opinión pública según sus intereses económicos, que es el fin supremo de las multinacionales. Y éstos, para ellas, legislan creando paraísos fiscales y recovecos para defraudar y manejar la sociedad sumisa y necesitada.
Todos los derechos sociales que se habían conseguido durante los últimos siglos se han dinamitado de un plumazo en esta última crisis creada por las multinacionales, incluida la Banca. Ahora sí que todo el monte es orégano para ellas.
Escribo esto por escribir, porque ya hemos perdido la batalla. ¡Lo siento!
Así y todo, buenos días.

Víctor Mengual Arrufat
(Valencia)

1 comentario

  1. Viva INDITEX !!
    Vivan todas sus marcas !!
    Viva el empleo que crea !!
    Vivan los impuestos que paga sobre el beneficio que genera !!
    Viva Amancio Ortega !!
    Vivan los aceleradores lineales !!
    Y viva la madre lo que parió !!

    Don Arrufat, multiplíquese por cero.

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