El coraje de hoy

Existen, cada semana, dos días de los cuales no tendríamos que preocuparnos jamás; dos días que tendrían que estar exentos de temores y pesares.
Uno de ellos es AYER, con sus errores y sus inquietudes, sus faltas, males y penas. AYER se escapó de nuestras manos, se ha ido para siempre. Todo el oro del mundo no podría hacer revivir el día de AYER. No podemos borrar uno solo de nuestros actos, no podemos quitar una sola palabra de las que hemos pronunciado. El AYER ya no está más.
El otro día que no tendría que preocuparnos es MAÑANA, con sus posibles adversidades, sus cargas, sus lindas promesas y sus pobres realizaciones.
MAÑANA también está fuera de nuestro alcance. MAÑANA el sol se levantará con todo su esplendor o detrás de una pantalla de nubes; pero se levantará. Hasta ese instante no tenemos poder sobre MAÑANA, porque aún está por llegar. Nos queda un solo día: HOY. Todas las personas pueden vivir en un solo día. Es únicamente cuando usted y yo añadimos los resultados a AYER y MAÑANA, que no actuamos.
No son las pruebas del día las que enloquecen al hombre, es el remordimiento, o el rencor que nos ha dejado AYER y el temor de lo que nos pueda traer MAÑANA.
Vivamos, pues, un día a la vez.
Sólo por hoy…
SÓLO POR HOY trataré de pasar el día sin esperar resolver el problema de mi vida en un momento. Sólo durante doce horas puedo proponerme hacer algo que me espantaría si creyera tener que seguir haciéndolo toda la vida.
SÓLO POR HOY seré feliz. Esta verdad que dijo Abraham Lincoln: «Casi todo el mundo es tan feliz como se lo propone», hoy la pondré en práctica.
SÓLO POR HOY me ajustaré a lo que es, sin tratar de amoldar todo de acuerdo con mis deseos. Tomaré «la suerte» como venga y me adaptaré a ella.
SÓLO POR HOY trataré de fortalecer mi mente. Estudiaré. Aprenderé algo útil. No seré un apático mental. Leeré algo que requiera esfuerzo, pensamiento y concentración.
SÓLO POR HOY ejercitaré mi alma en tres formas: le haré un bien a alguien sin esperar recompensa y sin que nadie lo sepa; si alguien se enterara, esto no contaría. Haré por lo menos dos cosas que no quiera hacer, sólo por ejercicio. No le demostraré a nadie que mis sentimientos han sido heridos, puedo estarlo, pero no lo demostraré.
SÓLO POR HOY tendré un programa a seguir. Quizás no lo siga con exactitud, pero lo tendré. Me salvaré de dos plagas: la prisa y la indecisión.
SÓLO POR HOY seré agradable. Me demostraré lo mejor que pueda: vestiré apropiadamente, hablaré en voz baja, actuaré cortésmente, no haré crítica alguna, no le encontraré faltas a nadie y trataré de no superar ni dirigir a nadie más que a mí mismo.
SÓLO POR HOY me tomaré media hora de calma para mí mismo y estaré sin tensiones. En algún momento, durante esa media hora, trataré de tomar una mejor perspectiva de la vida.
SÓLO POR HOY no tendré miedo. Trataré especialmente de no sentir miedo, de disfrutar lo que es bello y creer que del mundo he de recibir de acuerdo a lo que dé.

Graciela

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