Mi penúltimo viaje

Como casi todos los años, suelo hacer un viaje al extranjero y, en esta ocasión, nos decidimos por los países escandinavos, de los que apenas conocía nada en cuanto a sus costumbres y políticas sociales. Nos dirigimos en avión directamente a Copenhague, donde un joven y simpático español nos sirvió de guía, pues estaba estudiando en dicha ciudad su carrera de director de orquesta, nos enseñó toda la ciudad, incluso donde la noche pierde su pudor, resultando una visita maravillosa, pues incluso vimos la casa de la muchacha danesa, cuya película vi en Madrid, junto con mi esposa.
Desde Copenhague, embarcamos en un crucero hacia Geiranger, donde se encuentran los fiordos más altos y hermosos de Noruega, con sus cascadas de las Siete Hermanas y frente a la del Pretendiente. Es un pueblecito que se encuentra al pie de uno de estos fiordos y que tiene en invierno unos 240 habitantes, los cuales se multiplican en verano hasta los 50.000. No existen playas, pues los fiordos llegan a tener hasta 1.300 metros de profundidad, de ahí que los grandes barcos puedan atracar junto a ellos.
Posteriormente, navegamos a Bergen, hermosa ciudad noruega con sus casas sobre el mar y sus pintorescos colores, sin elevados rascacielos y casas de unas dos o tres plantas a lo sumo, lo que hacía tener una visión en conjunto preciosa. Desde allí seguimos navegando hasta Stanvanger, la capital del petróleo noruego, una hermosa ciudad moderna con grandes edificios e industrias, así como, atracciones para los turistas de los cruceros, como parques, lagos, esculturas, nuevos fiordos que se visitan en pequeñas embarcaciones, etc.
Dejamos Noruega y seguimos nuestro rumbo hacia Gotemburgo, (Suecia), ciudad muy parecida a la anterior, con anchas y hermosas calles, plazas,lagos, fuentes y esculturas, siendo uno de los puertos más importantes de Suecia. No estuvimos mucho tiempo en ella, pero sí el suficiente para darnos cuenta de su nivel de vida y políticas sociales. Desde éste puerto, nos dirigimos al de Warnemünd (Alemania), donde desembarcó gran parte de los usuarios del crucero, estando en ella el tiempo adecuado para darnos cuenta y ver por nuestros propios ojos como se vive en ese país, posteriormente navegamos de nuevo a Copenhague, donde desembarcamos el resto del pasaje.
En este viaje no solamente vimos las cosas bonitas de cada uno de los lugares que visitamos, sino que pude obtener información de los guías que nos acompañaban de su política y estado social; por ejemplo, Dinamarca. Este país tiene unos 5.500.000 habitantes, o sea, menos que nuestra capital de Madrid o Barcelona. Me extrañó que una cerveza me costara 8 euros y un café 4, por lo que deduje que su nivel de vida es altísimo, lo que me hizo preguntarle al guía cuanto ganaba de media un obrero en dicho país, indicándome que unos 4.000 € al mes, pagando un mínimo del 36% de impuestos hasta el tramo del 68% que se aplicaba a los que más ganaban, o sea que su política es la de trabajar 6 meses para el estado y otros 6 para uno mismo, pero atención: tienen una pensión segura hayan o no hayan cotizado a la Seguridad Social, ya que ésta es totalmente gratuita, la enseñanza es igualmente gratuita hasta el master de final de carrera, recibiendo cada estudiante, por el solo hecho de estudiar, una paga mensual de 900 € desde que nace, no pagando impuestos si no superan las 50.000 Coronas Danesas. Cuando vino la crisis económica que atravesamos, el gobierno propuso la idea de bajar los impuestos, negándose a ello el 60% de la población, pues, no querían correr el riesgo de perder alguno de sus derechos sociales.
En Noruega, me pasó exactamente lo mismo, su nivel de vida es altísimo, pues solamente tiene unos 5.100.000 habitantes, menos que Dinamarca, tocando a 14 kilómetros por habitante. Tienen importantes pozos petrolíferos y la renta de los mismos, que asciende a unos 990.000.000.000 de €, no forma parte de los Presupuestos Generales del Estado, o sea que se mantiene como una reserva estatal, que solamente es utilizada para la Investigación y desarrollo económico, así como para complementar las pensiones en el caso de que hiciese falta.
Estos países son ricos en su naturaleza, mantienen petróleo, bosques y maderas, minas, pesca y una parte de turismo, pero su éxito no sólo depende de su medios naturales, sino de sus políticas económicas que les hacen administrar sus fuentes de riqueza con gran acierto y ordenadamente. Sus habitantes tienen conciencia de que el pago de impuestos se les devuelve en beneficios sociales y económicos para su bienestar. Por ponerles un ejemplo: de cada árbol que es cortado para sus industrias, es sustituido por la plantación de uno nuevo, de forma tal que su riqueza es regenerada constantemente.
A pesar de tanta riqueza, tienen las costas sembradas de molinos de creación de energía eléctrica, dentro de sus aguas jurisdiccionales, ejemplo de lo que no hacemos en nuestro país, estamos muy lejos de ellos en nuestra democracia y en la forma de explotar nuestras fuentes de riqueza. Solamente nos limitamos a discutir quién manda o no manda y, como dice Jesús, en una de sus parábolas, estamos edificando nuestra casa en cimientos de arena, por lo que, en cuanto venga una pequeña tempestad, se nos vendrá abajo.

Carlos García

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