Corría el año 1984, cuando junto a mi amigo Salvador Sánchez abrimos una librería-papelería en la calle San Policarpo, nº 1 (Mediterráneo se llamaba). Eran los años donde estaba en auge el auténtico paseo de los “hippies” en el paseo Vista Alegre. Cada día, en los meses de verano, sobre las 6 de la tarde, montábamos el “tinglao” de libros, revistas y pasatiempos con nuestras mesas plegables, con la incomodidad de llevar cajas y cajas repletas de ejemplares, sacarlos y colocarlos, operación que allá a las 12 o 1 de la noche (dependía de la clientela) se hacía en sentido inverso de recogida. Así día tras día hasta pasar el verano. Aún recuerdo los amigos que hicimos con los puestos colindantes: Domingo y Marta con sus camisas, Mehmed con sus colgantes turcos, Juan Carlos y Raúl con sus muñecos y tantos otros.
Hoy, nos encontramos con la misma identificación (paseo de los hippies), pero en el paseo de la Libertad, con el “pero” de que se ha convertido en un estrecho pasadizo, donde es casi imposible avanzar, entre ropas, artilugios, juguetes y demás. Por si fuera poco, se sumaron hace unos años los pivotes antiterroristas, adecentados hace poco como maceteros enormes. Todo esto es un reclamo (dicen) para el turismo y una seña de identidad (dicen) de nuestro pueblo. Pero la realidad es que todo este trajín lo soporta una base resquebrajada, con losetas caducadas y zonas levantadas por los enormes árboles colindantes.
Mucho se ha hablado sobre su restauración. Gobierno tras Gobierno se han comprometido a su cada vez más necesario arreglo, pero todos reculan por miedo a enfrentarse a los caseteros (?). Pues, señores, hay que tomar de una vez el problema en serio y plantear de una vez el arreglo de nuestro emblemático paseo. Habrá que proponer unas fechas y llegar a un acuerdo global, pero no podemos estar más en “stand by” mientras se nos desmonta a nuestros pies. Recordemos que no hace mucho, durante casi 9 meses, Caballero de Rodas desde Orihuela a Apolo, estuvo en obras molestas pero necesarias, la Plaza de la Ermita igual, barrio de San Roque y muchas otras calles, con los perjuicios económicos de comerciantes afectados, los cuales acataron por necesarios estos trabajos. Pues ya es la hora del paseo de la Libertad. Después se puede facilitar a los caseteros ubicación alternativa, descuento en cuotas por molestias, etc., pero la realidad es la que es y es una obra necesaria e inmediata, que une la adecuación y reparación, así como la posible ampliación, ocupando la zona actual de parking para ensanchar el paseo y así dar más luz y amplitud a la zona central de paseo (esto es solo una idea).
En Guardamar (un ejemplo cercano), las casetas se colocan de junio a septiembre y se retiran en invierno y no pasa nada. Aquí están todo el año y es muy habitual ver muchos cerrados. Creo que no es ningún disparate y hay mucha gente que comparte esta idea.
Así que valor y hacer lo que hay que hacer.
Juan Carlos García Sala (torrevejense del Sequión)
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