Libertad (parte I)

La libertad que deseamos consiste sólo en el poder de hacer lo que estimamos debemos hacer sin ser coaccionados por lo que no queremos hacer, pero la virtud y el razonamiento también pueden ser libertad, dependiendo de cómo se les interprete.
Sin embargo, no existe una libertad que valga la pena si no es una libertad bajo el control de las leyes naturales y humanas, donde diariamente nos desenvolvemos para acatar y mantener el orden, así como el intentar el control general.
Otra cosa es la libertad personal, dignidad y felicidad del ser humano, libres para ser seleccionadas y atrapadas, pero que no todos tenemos la suerte de compaginarlas por las razones o circunstancias que sean o imperen, sin olvidar la parte que juega nuestra consciencia, nuestro ego, difíciles obstáculos a vencer o convencer.
Milton dijo: «Dame el poder de conocer, de pensar, de creer, y casi seremos libres». Muy fácil de decir, como es muy fácil de dar lo que no tenemos o lo que no es nuestro.
Existen varias clases de libertad, la que uno desea defender a toda costa, la de realizar lo que me dicen, y la tercera, la correcta, que es la libertad personal pero acatando las leyes, sin olvidar el intentar parar algo que no podemos evitar, a veces hay que ceder porque es el camino menos perjudicial para evitar mayores pérdidas o consecuencias.
Continuaré en la próxima edición.

José Antonio Rivero Santana

1 comentario

  1. «Sin embargo, no existe una libertad que valga la pena si no es una libertad bajo el control de las leyes naturales y humanas,…»

    ¿No se olvida de una ley? La más importante: ¿la Ley de Dios?

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