La ideologia mata: Ximo Puig culpable

Joaquín Albaladejo

El anuncio de la socialista Ana Barceló, ratificando la reversión del Hospital de Torrevieja y de todo el departamento de salud 22 a la gestión directa del Gobierno valenciano, supone un tiro mortal en el corazón de la sanidad de calidad, del turismo y del pequeño y mediano comercio del sur de la provincia de Alicante en mitad de una pandemia asesina sin que todavía hoy la humanidad tenga ni el tratamiento ni la vacuna que la controle. Sólo desde el más despreciable sectarismo ideológico que niega la evidencia y la existencia de miles de fallecidos por coronavirus puede justificarse la misma e irreflexiva decisión política de un presidente socialista valenciano que perjudicará con resultado de muerte a la salud y a los servicios públicos de los que vivimos en esta punta de la comunidad. Ximo Puig actúa hoy igual que el Gobierno de España el pasado 8 de marzo al permitir todo tipo de acontecimientos multitudinarios, sabiendo que existía un altísimo riesgo de propagación de un virus asesino tras ser advertido Pedro Sánchez por todos los organismos del mundo desde febrero. El socialista Puig sabe que para seguir siendo presidente valenciano debe hundir el Hospital de Torrevieja como hundió el Hospital de Alzira en el año 2018; y si el resultado es la muerte de personas y una peor calidad sanitaria que perjudique la competitividad turística del sur de Alicante, el socialismo valenciano priorizará la ideología, a la salud de los que aquí vivimos y a la generación de garantías sanitarias para crear empleo y actividad económica. El Hospital de Torrevieja le ha ofrecido todos los años al socialista Puig ahorros de dinero público con unos ratios de calidad sanitaria extraordinarios, en un momento en el que la Generalitat Valenciana está quebrada. Ni el socialista Puig ni nadie de su botánico Gobierno pueden garantizar inversiones multimillonarias sanitarias desde la Generalitat imprescindibles para la costa de la Vega Baja, porque no tienen dinero. Y estando abocados a unos años durísimos de crisis económica y paro, desde el odio y el rencor, el socialista Puig condena a la muerte y a la ruina al núcleo turístico residencial más importante de la Comunidad Valenciana. Y con el nefasto antecedente del desastre hospitalario de Alzira, no podrá decir aquello de «no se podía saber». La ideología de Ximo Puig mata y él es el culpable. Escrito queda.

8 comentarios

  1. Si no hubiérais hecho las tropelías que hicísteis, NUNCA hubieran entrado estos desgarramantas. Vosotros fuísteis los culpables. Escrito queda.

  2. Cuando leo los escritos de este hombre, mi mente siempre me lleva a pensar en Daenerys de la Tormenta… o más bien en sus hijos: Rhaegar, Viserion y Drogon , por aquello de escupir fuego.

  3. La mayoría de los comentarios del tal Albaladejo, van en la línea de defender a muerte a la empresa privada Rivera Salud. Algún día sabremos la razón, aunque yo me la imagino.
    El hospital ha de ser cien por cien público, los empleados entrar a trabajar por oposición, no a dedo.
    La salud es un derecho, no un negocio.
    Y si los políticos no saben hacer funcionar bien un hospital, pues que dimitan, y vengan políticos que sí sepan hacerlo.
    Por cierto, el cobrar indebidamente 184.000€ de las arcas públicas indebidamente, y no devolverlo a su legítimo dueño, ¿eso mata?

  4. Sotorpones:
    El resumen del coste por paciente en 2014 (según datos de la Dirección General de Asistencia Sanitaria de la Consejería de Sanidad del Gobierno Valenciano, en datos acumulados de 2014), nos dice que en los departamentos de gestión directa el coste sanitario por paciente fue de 1333 euros, mientras que en régimen de concesión fue 824 euros, y en el caso de la concesión con participación de Ribera Salud (la nuestra) fue de 815 euros.
    En conclusión, podemos afirmar que la gestión privada de la sanidad públicas es tan eficiente (económica y asistencialmente), que permite hacer más por menos.
    ¿Qué parte de los números no habéis entendido?

  5. Que cansino este tipejo
    Si,si,tipejo
    Siempre a vueltas con el hospital ,que privado,siempre privado,mejor privado,vete a lo privado a ver si devuelves lo cobrado indebidamente y vive de lo privado y no de lo publico a lo que está acostumbrado
    En fin siempre la misma cantinela
    Que tipo más aburrido

  6. Leído en prensa, y fechado en 2011, pero muy actual.
    Hierve Internet en las últimas semanas con el balance de los más de diez años pasados desde que la Generalitat valenciana decidió comenzar a experimentar con un nuevo modelo de gestión sanitaria pública-privada. El hospital de La Ribera lo construiría y gestionaría una empresa del ramo, Adeslas (aunque con el generoso apoyo inicial de nuestras cajas de ahorros del momento, siempre dispuestas a enterrar dinero para que otros lo ganaran con red de seguridad), para demostrarnos a todos que la gestión privada mejora con mucho la pública.

    La idea era sencilla. Tomemos el gasto sanitario público por habitante que se hace por parte de la Generalitat y, una vez tenemos esa cifra, encarguemos a la empresa que gestiona el hospital que atienda a la población de la zona por una cantidad per cápita menor. Y todos contentos. Los pacientes, que tienen un hospital que parece un centro privado para ricos, oiga. Los contribuyentes, que por el mismo servicio (o mejor) pagamos menos. La Administración, que se quita un problema de encima (esto de gestionar servicios públicos siempre es un marrón). Y los empresarios del sector, encantados también, pues encuentran una oportunidad de hacer negocio. Fantástico, ¿verdad?, por mucho que médicos y demás personal sanitario se quejen, ya que las mejoras en la eficiencia prestacional pasan inevitablemente por reducir su número y sueldo (pero, ¿acaso ser atendido por personal bien tratado es importante?).

    Lamentablemente, la práctica demostró desde un primer momento que esta teoría casaba mal con la realidad. En primer lugar, porque el hospital de Alzira siempre ha tenido que hacer menos cosas que los de la red pública. En ese hospital nunca se han desarrollado tareas de investigación dignas de ese nombre y su implicación docente ha sido muy escasa. Ambas facetas cuestan dinero y repercuten muy positivamente en la sociedad. La red pública las hace, el modelo Alzira no. Es dudoso que se pueda alardear de mejor eficiencia cuando con menos coste no haces lo mismo sino menos.

    Pero ni siquiera así la gestión privada logró ganar dinero. La concesión hubo de ser rescatada por la Administración y la Generalitat pagó varias decenas de millones de euros a la misma concesionaria a la que, a continuación, volvió a asignar la gestión del centro. Eso sí, con el dinero que se cobraba por habitante convenientemente incrementado. Y, de paso, asumiendo la propia Administración cada vez una mayor parte de los gastos, como los costes de transporte o farmacéuticos, por ejemplo. Con estos apaños, oficialmente, el gasto por habitante que supone ese hospital sigue aparentemente por debajo de la media de todo el territorio valenciano. En la práctica, sin embargo, estamos pagando más a la gestión privada de lo que costaría la atención sanitaria en esa comarca si el servicio lo prestara la Agència Valenciana de Salut. En cifras, el coste por habitante en la red pública es de poco más de 700 euros (de los que más de 200 corresponden solo al gasto en farmacia), mientras que a la empresa privada le pagamos unos 600 euros por habitante de su zona. La estafa es monumental. Un timo en toda regla que sólo requiere, para ser descubierto, de saber sumar y restar.

  7. «…sólo requiere, para ser descubierto, de saber sumar y restar».

    ¿Y si el juntaletras de turno no sabe sumar ni restar?
    Si no tiene cordones puede ser mocasines; caso contrario: morganasecas

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