Reflexiones desde la cuarentena

Me he hecho voluntaria por mí misma, ya que en alguna entidad sin nombre alguno no les ha conformado mi presencia, ni mis pensamientos de cómo yo podría ayudarles de una manera muy diferente.
Pero es de agradecer que delante de mí estén las laboriosas manos de tantas personas, a las cuales nombraré, que sin ellas no podría continuar con mis propósitos: Paulino, Aurora, Liliana, Maribel, Mariano y Guillermo. Dicho esto, no me puedo olvidar de: Liliana, Silvia, Oscarcito, Melisa, Daniel y Julio.
Muchas manos me están ayudando en esta cuarentena que estoy pasando junto a mi madre. Ellos son Alimentos Solidarios y Protección Civil.
Cada día que pasa son más las ayudas que yo recibo que las que puedo dar en estos momentos. Pero hay que ser optimista y sobrellevar la situación aunque a muchos les parezca raro y extraño 24 horas en tu casa.
Aprendamos a valorar lo que no tenemos y pensar sólo en lo necesario, sin ir más allá. A todas esas personas que hemos llamado en esos días, proponerse ir a visitarlas. Hacer cambios radicales de uno mismo y no dejar para el mañana ir a la peluquería, trabajan ellos y te satisfacen a ti, comprarte algo que lo dejabas pasar, ir a ese café que no era tu rutina pero te gusta… Pagar un café para el que te ve tan a menudo por el cristal al pasar y no puede sentarse a tomarlo.
Ser más humano, en fin, que aprendamos algo, de otro punto de ver las cosas, que es la calle.

De pequeño necesité amor y cuidado,
de joven, amor y advertencia,
de adulto, amor y prudencia,
de mayor, amor y paciencia.

Graciela

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