Cuando la tormenta pase… Mejor dicho, este huracán, y se arranquen los caminos y seamos supervivientes de un naufragio colectivo…
Con el corazón lloroso, y el destino bendecido, nos sentiremos dichosos por el solo hecho de estar vivos.
Le daremos un abrazo al primer desconocido y valoraremos la suerte de conservar un amigo.
Recordaremos todo aquello que perdimos y de una vez aprenderemos todo y todos lo que hemos aprendido.
Ya no tendremos envidia, pues todos hemos sufrido. Ya no tendremos desdicha, seremos más compasivos.
Valdrá más lo que es de todos que lo jamás conseguido.
Seremos más generosos y mucho más comprometidos.
Entenderemos lo frágil que significa estar vivos.
Sentiremos empatía por quien está y quien se ha ido…
Echaremos de menos al viejo que pedía un euro en el mercado, que no supimos su nombre y siempre estuvo a nuestro lado, y quizá ese viejo pobre era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste su nombre porque estabas siempre apurado.
Y todo será un milagro…
Y todo será un legado…
Y se respetará la vida que hemos ganado.
Cuando la tormenta pase…
Le pido a Dios apenado que nos devuelvas mejores tiempos como habías soñado.
Graciela
Dejar una contestacion