Tamara Martínez Lidón
Politóloga. Sec. Grupo Municipal de Los Verdes de Torrevieja
“Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”
José Saramago, Ensayo sobre la ceguera.
En estos meses de confinamiento a muchas personas (entre clases de yoga on-line, videoconferencias melancólicas con amigos que no veían en años-y ahora tampoco siguen viendo- y aplausos a unos sanitarios que hoy muchos denostan) les dio incluso tiempo a leer.
Leer a Saramago es siempre un ejercicio de introspección para el que debemos prepararnos. Pocos autores nos sumergen en parábolas que tienen que ver con el “nosotros”.
La “ceguera” que Saramago utiliza como hilo conductor de su obra “Ensayo sobre la ceguera” es algo que pocas veces en mi vida había podido observar tan vivamente.
Creo que aunque muchos no hayan leído esta obra podrán entender a lo que me refiero. La ceguera de negar un problema que ves que está desarrollándose ante tus ojos.
Ya lo vimos en 2008 con la crisis de la que aún muchos no se han recuperado y de la que mi generación, la que se comió las consecuencias de aquello de pleno, no nos recuperaremos nunca porque marcó inexorablemente nuestras vidas.
Esa ceguera de pensar que negar la existencia de un problema hará que desaparezca.
La ceguera de empeñarse en que vender “obras faraónicas”, proyectos etéreos y animaciones varias es síntoma de una buena gestión.
Esa ceguera que hace pensar que la gestión privada de la sanidad beneficia a la ciudadanía y no a unos pocos o que una contrata de limpieza que iba a gestionarse públicamente por la mitad ahora será gestionada de forma privada por 400 millones de euros.
¡Bendita ceguera!
Ojalá muchos pudiéramos vivir ahí, sin duda es mucho más sencillo, pero somos “capitanes a priori” que no a posteriori.
Los que decimos que hay que ayudar a los autónomos locales, a las familias que lo necesitan ya, los que no entendemos que a día de hoy no se haya sentado nadie a pensar en qué futuro se quiere para Torrevieja y sus gentes (si es que interesa realmente eso).
Los que pensamos que las soluciones rápidas y fáciles son justamente las que más empeoran las cosas -administración electrónica mediante.
Los mismos que ya alertamos de que vivir de las burbujas no era bueno ni en 2008 ni ahora, los que vemos como el cambio climático es una emergencia y además una oportunidad para abrir nuevos horizontes.
Pero parece que la ceguera – la de que viendo, no se quiere ver- no solo es confortable para muchos, sino que además es apoyada día sí y día también “desinteresadamente” en muchos lugares.
Cosa esperable: el emperador iba desnudo y nadie decía nada por temor o interés.
“El miedo ciega”, concluye Saramago en una parte de su obra. Pero también es cierto que superando ese miedo es cuando se puede aspirar a un futuro mejor, y que repetir “a ciegas” una y otra vez los mantras que otros nos cuentan negando lo que es visible ante nosotros es justo los que nos ha llevado a este punto de ceguera absoluta.
Abramos los ojos.
A tiempo estamos.
Creo que era ateo y militante comunista.
Y dando lecciones de ceguera, oiga!!