La benignidad del clima de Torrevieja vuelve a jugar a nuestro favor. Ya no es sólo por estar disfrutando de días soleados y apacibles, cuando en otras latitudes -no demasiado lejanas- han sufrido destructivas gotas frías o gélidas borrascas; sino por los efectos beneficiosos que este clima parece tener y que hacen que seamos destino elegido por tantas y tantas personas. Y es que muchos aluden a los factores meteorológicos para explicar el que algunos llaman «misterio de Torrevieja», por la relativamente baja incidencia de Covid en comparación con el entorno (y que, esperemos, así se mantenga). Por tanto, se da la curiosa circunstancia de que en Torrevieja podemos disfrutar estos días de actos culturales, espectáculos e incluso una versión adaptada de las fiestas patronales, cuando en otros puntos de España esto sería inimaginable. Con todo, la ciudad sí se está viendo seriamente afectada por la crisis general del sector turístico, por lo que no dejan de ser bienvenidas medidas como la rebaja del tipo del IBI o la suspensión de tasas, aunque, en la otra cara de la moneda, nuestros dirigentes tendrán que seguir haciendo encaje de bolillos para asumir los gastos de las contratas, estudiando la posibilidad de empresas mixtas y otras medidas, que ya se venían planteando por la bajada de ingresos municipales por la pandemia. Al menos, nos queda la esperanza que nos traen proyectos como el tren de la costa, o los presupuestos de la Generalitat, que prometen inversiones en el Hospital, centros de salud, los colegios Amanecer e Inmaculada, o la carretera CV-905. Ojalá que pronto los veamos convertidos en realidad.
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