Rodolfo Carmona
Concejal socialista del Ayuntamiento de Torrevieja
La mayoría recordaremos la excelente película dirigida por Billy Wilder e interpretada por Marilyn Monroe, Jack Lemmon, Tony Curtis y George Raft, del año 1959. Básicamente podríamos resumir el argumento como dos músicos de medio pelo de Chicago, Joe y Jerry (Curtis y Lemmon) que accidentalmente son testigos de un asesinato por un ajuste de cuentas entre gánsteres. Los asesinos, que forman parte de una famosa bandas de mafiosos, les perseguirán intentando acabar con ellos. Para escapar y abandonar la ciudad, tendrán que hacerse pasar por dos mujeres que tocan en una orquesta femenina. Se convierten entonces en Josephine y Daphine que viajan junto a la sensual vocalista de la banda “Sugar Kane” interpretada por Marilyn Monroe, de la que irremediablemente se enamoran. La cinta de Wilder se enmarca en el genero de comedia, pero adentrándose de lleno por ese territorio que los anglosajones definen como screwball comedy, un término coloquial derivado a su vez de una expresión inglesa más coloquial aún, de finales del XIX, screw loose, que se utilizaba para definir a alguien excéntrico y que actúa de manera alocada.
Y es en este punto, precisamente en este screw loose es donde la película y este gobierno municipal se tocan. Aunque hay que advertir que, con respecto a la película, a este gobierno local, le falta mucho del glamur de las estrellas de Hollywood que interpretan el filme y le sobra ajustes de cuentas y cuitas pasadas.
El gobierno municipal parece haber abandonado por completo la gestión política de futuro, y se ocupa sólo de aparentar que gobierna. A golpe de torres, ladrillos y humo judicial se ha visto abocado, como en un mercadillo de saldos y dos por uno, a gritar por las esquinas de radio, televisión y redes sociales, que el latón que trata de vender sin éxito es oro puro.
Y no duda, y no tiene pudor alguno por ello, en adjudicarse como propios los aciertos ajenos. Y saca pecho como un pavo real de una política entre la ficción y el patetismo. Un gobierno local que se empeña en aparentar que actúa rápido, pero que tropieza continuamente en la misma piedra de la ley de contratos de la administración pública. Aunque la culpa, según el mantra repetido, es siempre de los otros. O sea, de la oposición.
Es tan escasa y discutible su gestión que lo poco que ha intentado, plan de choque, investigado por el juzgado; pliego de contrata de recogida de residuos urbanos, impugnado por algunas de las empresas licitadoras; intento de prórroga de la contrata de Agamed, en el aire y acechado por las empresas del sector. Todos los casos descritos se han enredado por la errática tramitación de estos por parte del equipo de gobierno.
No faltan los ayatolas del dulcísimo nombre de Alí Babá que han vivido a cuerpo de rey del maná municipal sin devolver la parte de maná que no tocaba, ayatolas que no quieren perder su trozo de cortijo y escriben su Gatopardo desde el reproche y el resentimiento, su hoja de ruta ideal para que nada cambie.
«El gobierno municipal parece haber abandonado por completo la gestión política de futuro, y se ocupa sólo de aparentar que gobierna. A golpe de torres, ladrillos y humo judicial se ha visto abocado, como en un mercadillo de saldos y dos por uno, a gritar por las esquinas de radio, televisión y redes sociales, que el latón que trata de vender sin éxito es oro puro».
El gobierno nacional parece haber abandonado por completo la gestión política de futuro, y se ocupa sólo de aparentar que gobierna. A golpe de vacunas insuficientes, fondos europeos que repartir a discreción, ERTEs caóticos que tributan y atentado contra la independencia judicial se ha visto abocado, como en un mercadillo de saldos y dos por uno, a gritar por las esquinas de radio, televisión y redes sociales, que el latón que trata de vender sin éxito es oro puro.