Cuando la tierra ruge

«Desde la cumbre bravía, hasta el mar, que nos abraza, no hay tierra como la mía, ni raza como mi raza». Así cantan los Sabandeños esta isa a sus Islas Canarias, esas que ahora, y debido al volcán, están en desgracia. Da pavor ver la lava con ese volumen avanzar, lenta, pero segura, abriéndose camino hacia el mar. Cuando salga este artículo ya se habrán «consumado» muchas incógnitas, pero, ahora, sólo se ve cómo engulle casas, terrenos, árboles…; la gente, contando, como siempre, con los que están preparados para casos extremos, como la UME, Guardia Civil, Policía, Bomberos, ambulancias, médicos, científicos, vulcanólogos y la solidaridad del pueblo, están siendo puestos a salvo, ellos y sus animales, por desgracia, no todos: los que se han quedado atrás ya son parte de esa pared incandescente, fea y negra, que decora el paisaje de la Isla Bonita, pero…: ¿Y los del campo? No voy a enumerar todos, pues sería tedioso y necesitaría varios artículos y debo resumirlo en uno solo. Las hormigas, gusanos, orugas, ratones, conejos, perdices, codornices, moscas, saltamontes, arañas…; eso no cuenta, pero son seres vivos que caen al paso de la lava y el magma. Hace años vi el film «Al Este de Java», y no quisiera que Canarias fuese una segunda versión.

Kartaojal

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