Torrevieja vivió con fervor la procesión del Silencio del Jueves Santo

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Foto: Pedro Nogueroles

Torrevieja vivió con fervor la procesión del Silencio del Jueves Santo tras dos años sin salir por la pandemia de la Covid-19. Antes de que saliera al umbral del Templo de la Inmaculada la imagen de Cristo Crucificado, el Coro Maestro Casanovas entonó «Ten piedad de mí señor». Ya en las puertas de la Iglesia, le esperaba su Madre, María Santísima del Silencio, acompañada por el apóstol más fiel, San Juan, donde Bernardo Ortega Heredia «El Baresco», acompañado del guitarrista, Fran Tarí, cantó una intensa saeta en la que pidió por el fin de la guerra y de la pandemia. La procesión del Silencio la abrió la Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de la Convocatoria, escoltada por penitentes que portaban faroles de forja. A las doce de la noche y cuando el primer cortejo penitencial llevaba una hora y media en la calle, la Plaza del Calvario se convirtió en el punto de partida de una nueva representación de la muerte de Cristo. Allí la Coral «Manuel Barberá» cantó un viejo tema imprescindible en la Semana Santa salinera «La pasión de la Tía Tortas», completando su actuación al paso de la Piedad frente al edificio del Palacio de la Música con «¡O Jesu Christi».

Santos Oficios del Jueves Santo en la Parroquia de la Inmaculada
Asimismo, la Iglesia de la Inmaculada acogió por la tarde una misa oficiada por su párroco Manuel Martínez Rocamora, en la que se recuerda el lavatorio de los pies de Jesús a sus discípulos como símbolo de la limpieza de espíritu lavando los pies a doce personas. En el templo también lució el Monumento al Santísimo para su adoración y vigilia. También se realizó la escenificación del lavatorio de los pies en la Parroquia de San Roque y Santa Ana a cargo de su párroco Pedro Payá.

Procesión en La Mata

Foto: E. López Joga

Por otro lado, la pedanía de Torrelamata también vivió la procesión del Silencio con Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, Cristo Crucificado y la Virgen Dolorosa, bajo la atenta mirada de sus capataces David Sánchez y Fernando Cases, respectivamente. Mujeres encapuchadas, con sus velas, única luz que iluminó todo el recorrido por las calles Virgen del Rosario, San Antonio, Mayor, San Isidro, Purificación, Alta, Virgen del Carmen, Mayor y Templo Parroquial, acompañados por la Banda de San Juan Evangelista de San Pedro del Pinatar y la Sociedad Musical Ciudad de Torrevieja «Los Salerosos». Previamente, después de la misa se entregó un pergamino a Rosario representando a todos los sanitarios por parte del Alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, por su labor y reconocimiento al frente de la pandemia en estos dos años, ante nuestro Padre Jesús que llevaba túnica blanca, color de los miembros de sanidad.

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