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Juntar letras no es saber escribir…, ¡el que avisa no es traidor!

Como es mi costumbre: primeramente agradecer y saludar a toda la gente de esta casa. Igualmente, a antiguos y nuevos compañeros, tanto de este medio como de otros, con los que he tenido la suerte de compartir.

Vuelvo a merodear por las páginas de TORREGUÍA. Comenzamos de nuevo en este espacio. Al igual que en un anterior momento, no estoy exento de la osadía de alguien que, sin saber escribir correctamente, se atreve a comunicarse por escrito utilizando este idioma tan complicado: el español. No he llegado a estudiar lo suficiente y muchas son las asignaturas pendientes en mi historial y además cometo errores, leves, graves e incluso desconocidos actualmente por la ciencia y por los correctores ortográficos por sofware. Les pido humildemente perdón por ello, apelo a su comprensión y paciencia. No obstante, prefiero asumir esta limitación, que negarme a la comunicación de manera tajante, por si alguien tiene el gusto de leerme. En realidad se trata de compartir alguna que otra idea. No estoy interesado en ningún tipo de lucimiento personal, al cual, no podría acceder con mi capacidad disponible: “En mi hambre mando yo”, que decía aquel. ¡Procuraré esforzarme!

Es momento de pedir disculpas, por si ofendí en alguna de mis antiguas colaboraciones a algunas personas o entidades. Nada personal en cuanto a éstas. Unicamente los exabruptos comunicativos obedecían al mayor de los desequilibrios internos que he conocido, lo que me condujo a dar con mis huesos en un centro de rehabilitación para toxicómanos y alcohólicos. Uno siempre recordará a las personas que me ayudaron, recuerdo, que siempre va unido a un sentimiento de agradecimiento. Aquello solo eran sesiones expresivas, cargadas de apasionada rabia, poco criterio y aún menos conocimientos literarios; pero ya saben: Los niños y los borrachos no dicen mentiras… ¡o no deberían!

En aquel entonces se producía una orgía de corruptelas por todo el país, a manos de los políticos que, en teoría, deben velar por el correcto funcionamiento de las administraciones e instituciones democráticas. ¡Desgraciadamente! no era así… ¡aún no es así! Corrupción institucional generalizada ,sobres de dinero en A, en B, en C…. (medio abecedario en mordidas), sobre costes presupuestarios, obras fantasmas, re-calificaciones y otros “aprovechamientos” de políticos sobre los recursos generados por los contribuyentes. Algo que, aunque suceda continuamente, en todo tiempo y lugar es repugnante y a lo que no debemos acostumbrarnos nunca. Ni transigir en ello. Las administraciones y organismos públicos deben de ser nuestra mejor inversión, han de tratarse con mucho esmero y excelencia y no pueden manejarse como el cortijo personal de nadie. Mis mandamientos personales, tanto de entonces como de ahora mismo, se cerraban en uno: Tratemos con suma responsabilidad, y de manera excesivamente escrupulosa, los recursos generados por los contribuyentes. Dándoles buen uso y manejando los presupuestos y proyectos como si fueran propios. ¡En eso consistía todo! Ese era mi delirio y mi discurso.

No sé adónde me dirijo juntando letras de nuevo. Quizás, no me interesa saberlo. De no haber nadie ahí, esto solamente tiene sentido terapéutico o de aprendizaje personal; entonces, me quedaré para seguir aprendiendo. A ver si algún día consigo escribir correctamente.

Hechos estos preámbulos, quiero dedicar este escrito a cierta realidad subjetiva. Por muchos se ha dicho: La realidad depende del punto de vista del observador y puede que existan tantas como observadores..(?) Toda realidad necesita de un observador para que exista. Atender algo es incorporarlo, en cierta forma, a nuestra mentalidad. Hacerlo nuestro.

Los medios de comunicación de masas (grandes cadenas, corporaciones y emporios de comunicación) tienden, por naturaleza y definición, a delimitar nuestra percepción, tratando de manipular y dirigir la atención. Intentan formar, de manera interesada, la opinión y creencias del receptor. En palabras del celebre orador y activista Malcolm X (1925-1965:): “Si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor, y odiar al oprimido”.

La prensa escrita, la radio, la TV y en la actualidad el Internet globalizado son potentes herramientas. Lejos de estar al servicio de la ciudadanía -como ellos mismos proclaman-, obedecen a los intereses de poderosas élites financieras y sus estructuras serviles. El impacto económico generado por ciertos grupos en la sombra es capaz de corromper a millones de profesionales en todos los sectores, siendo el de los medios de comunicación uno de los más afectado por ello.

Hemos asistido, impertérritos, a escenificaciones hollywodienses representadas en el circo mediático para secuestrar y conducir a la llamada Opinión Pública, confundiendo a ésta con la opinión publicada. Muchas de esos teatros se han resuelto de manera poco cuidadosa y otros han desarrollado sus mentiras de una forma sofisticada, pero igualmente engañosa. Grandes mentiras globalizadas que afectan a miles de millones de seres humanos. Realidades falsas, manipulación informativa justificada y pontificada por aquellos que como único argumento tienen: “Por qué lo ha dicho la tele”. Mentiras amplificadas por diversas argucias técnicas -como retransmisiones en directo de TV preparadas para mentir, ofreciendo realidades “verdaderas” a ciertos acontecimientos (llegada a la Luna, 11S), que nadie cuestiona por tratarse de un evento en vivo-. O por otras técnicas como los mantras mediáticos (repetir incansablemente algún tipo de contenido); o mediante la utilización de actores pagados,sin escrúpulos o interesados en interpretar un hecho informativo, para que parezca lo que no es. Afortunadamente, algunos han pillado el perverso juego y ya no quieren seguir jugando.

Poderoso caballero puede con lo que pongan delante. Una de las desgracias de la Humanidad es: la de claudicar el “Bien Común” a cambio de un beneficio individual egoísta. En este ambiente, globalizado e hiperconectado, ni siquiera George Orwell podía predecir en su novela: 1984 (Nineteen Eighty-Four) hasta qué punto Gran Hermano llegaría a controlar tanto a la población inerte y obediente. Actualmente, cualquier comparación de la realidad social con aquella magnífica novela puede resultar odiosa. Mediante la conexión a la Red de Internet, ya nada escapa a su ojo escrutador y maléfico influjo. El rastro digital que, voluntariamente, vamos dejando en redes sociales, cookies, cuestionarios, comunicaciones, etc., van configurando una trasparente y predecible personalidad virtual -aunque no se corresponda con nuestra identidad “real”…¡sí! tiene que ver con ella- y nos define, haciéndonos predecibles, manejables y vulnerables. Además, no dejamos de incorporar esta ingente cantidad de datos a todo lo que somos y hacemos. La supuesta seguridad cibernética no existe: “Si es digital es franqueable “(Hackers Caigan las Máscaras). Caemos en un agujero del ciberespacio, controlado por los algoritmos, los boots, la Inteligencia Artificial (IA) o nuestra dependencia de Facebook, Twitter o Netflix.

Realmente, creo que la gran mayoría no somos conscientes de hacía donde camina la Humanidad. Algunos autores, ya anuncian el “Transhumanismo” como una cita inevitable con el futuro, en manos de maquinas programadas, nano boots, flujo ingente de cantidades industriales de datos. Todo relacionado con las nuevas tecnologías y el diseño de sofware computacional. Alguien (perteneciente a las élites en el poder) vislumbró, mediante ingeniería social, que la mejor forma de tenernos sujetos en corto, habría de ser la de mantenernos conectados en el Matrix.

Pero…ese sería un tema para otra ocasión.

AV Espuch

2 comentarios

  1. Amigo Espuch, siendo grave la corrupción económica de los políticos, no es ni de lejos el principal problema que tiene España. El problema más grave de España es el de aquellas familias, partidos, grupos y personas que se creen por encima de la ley (la positiva y la natural), ya sean feministas, sean republicanos, sean abortistas, sean nacionalistas, sean separatistas, sean progresistas, sean conservadores, sean comunistas, o sea un simple alcalde de pueblo. Ese concepto de estar el que ostenta el poder por encima del común es un concepto feudal y medieval que pervive en todas esas «ganaderías» que le he mencionado, y lastran a España en todos los órdenes.

  2. Espuch, te ilustro lo que te digo:
    1º) Leo en internet: «El conseguidor de la Operación Azud, un exjuez fichado por el PSOE para limpiar la corrupción del PP en Valencia
    El sumario sitúa a José Luis Vera, casado con una exdiputada socialista, como el conseguidor de una trama que habría movido hasta 7 millones de euros».

    Eso es un ejemplo de la presunta corrupción económica de los políticos, y es grave. lo hacen todos; el que más, objetivamente por cuantía, el PSOE y presuntamente la familia Pujol.

    2) Leo en internet: «ERC sigue su plan para discriminar a los alumnos no nacionalistas: exige a Sánchez control pleno de las becas
    La Generalidad improvisa un decreto para desacatar la sentencia del 25% de español en las aulas»

    Eso es un gravísimo ejemplo de familias, partidos, grupos y personas que se creen por encima de la ley y que impunemente detentan un poder usurpado que no tienen ni pueden tener. Eso es gravísimo, y es lo que hace y permite paradigmáticamente el PSOE.

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