«El Brujo» regresó a Torrevieja con el espectáculo «Los Dioses y Dios»

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Foto: J. Carrión

El Teatro Municipal se llenó con motivo de la representación de la obra «Los Dioses y Dios» a cargo del gran actor Rafael Álvarez «El Brujo». Una obra que mostró que el verdadero interés de los mitos griegos es que la cultura del mediterráneo hizo a sus dioses a su imagen y semejanza, algo que no había ocurrido en otras culturas. El público pudo disfrutar de la elegancia de «El Brujo», que también dirige la obra, y su dominio de las tablas.

5 comentarios

  1. Doña Madrileña, ya sabe que los jueces en el antiguo Israel eran considerados «dioses». De hecho, la personas en eminencia, los maestros y doctores de la Ley, también tenían esa consideración. Pero como Usted muy bien señala, escrito con minúsculas: «dioses».
    El Antiguo Testamento recoge este sentido de magistrados, jueces y otras personas que mantienen posiciones de autoridad y gobierno en pasajes como el Salmo 82:1 y 6. Con la palabra “dioses” aplicada a los humanos se indican tres cosas: 1) Autoridad sobre otros seres humanos, 2) Poder que se ejerce en virtud de esa autoridad y 3) Que recibe su poder y autoridad de Dios Mismo.
    Ya en Éxodo, cuando Dios envía a Moisés a Faraón, Él dijo: “Mira, yo te he constituido dios para Faraón..” (Éxodo 7:1). Esto significa simplemente que Moisés, como mensajero de Dios, estaba hablando las palabras de Dios y por lo tanto sería el representante de Dios ante el rey.
    La palabra hebrea Elohim se traduce como «Dios» y elohim se traduce como “jueces”.

    Hubo una época no tan lejana de la historia de España donde todos los magistrados y personas investidas de autoridad tenían esa consideración. Eran representantes y ejercían una autoridad delegada procedente de Dios, a quien sabían que tenían que rendir cuentas. Eso solo era bastante para que se cuidaran mucho de la arbitrariedad, el cohecho, y el fraude.

    Cuando Jesús declara que era el Hijo de Dios (Juan 20:25-30), los incrédulos judíos responden acusando a Jesús de blasfemia. Jesús entonces cita el Salmo 82:6, recordándoles a los judíos que la ley se refiere a simples hombres – aunque sean hombres de autoridad y prestigio – como “dioses”. El punto de Jesús es éste: si la propia Escritura aplica el término a los magistrados en general, ¿cuánto más puede serlo Aquel a quien Dios ha elegido y enviado (versículos 34-36)?
    Ser como Dios fue el engaño de la serpiente en el huerto del Edén (seréis igual a Dios conociendo el bien y el mal). ése es el engaño en el que caen nuestros políticos en general. Ningún hombre es Dios, sino puesto por Dios, y en su consecuencia sujeto a mayor exigencia de responsabilidad y ejemplaridad. Qué bien harían nuestros cargos políticos en entender de esta forma sus respectivos ministerios.
    Un saludo muy cordial, Señora, y muy bien traída su puntualización.

  2. Mi estimadísimo Sr. No, desde luego que harían muy bien nuestros políticos en entender y aplicar todo lo referido por Vd. De hecho, otro gallo nos cantaría.
    También harían muy bien algunos «comentaristas» asiduos de este periódico, aprender de sus lecciones magistrales, (como hace la que suscribe) en vez de criticarle.
    Reciba un cordial saludo, también de mi parte.

  3. Sabido es que los bienes de naturaleza son mucho más valiosos que los de fortuna, paradigmáticamente la cordura y el buen juicio en la mujer prudente: en su caso, Señora, son gracias que me admiran.

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