El corrompido sistema capitalista neoliberal produce monstruos difíciles de manejar por cualquiera. Los “putos amos” (que diría un amigo) en la sombra lo saben. Ellos manejan a sus marionetas, corporaciones, organismos, actores políticos, o a tod@s los sometidos por la tiranía económica y de mercado, donde tanto tienes tantos vales. La prostitución del espíritu ha corrompido casi todo el orbe visible, convirtiendo a este planeta en una herramienta de segregación y control al servicio de un uno por ciento de la poblada y creciente humanidad. Por algún extraño designio, decidieron que ellos eran los señores y nosotros los esclavos, criados, trabajadores, o sencillamente pueden prescindir de nosotros y nuestras existencias cuando ellos decidan, obteniendo todo ello sin tener que batallar.
Por lo tanto, lo destinado para una inmensa mayoría es: una vida llena de trabajos y obligaciones, encausada a servirles, a vivir en escasez, o cómo mucho, a emitir sensaciones y sentimientos de dolor sordo y acallado por alcoholes o drogas que ayuden a pasar el “trago” en la noche oscura del alma. Nos encontramos en un planeta basura periférico, carcelario, egoísta, cada vez más controlado y escaso de libertad; todo lo que se parezca a algo que debería ser consustancial al hombre se ha convertido en una ficción, mera película «hollywoodiense», engaña tontos que los creadores de contenido utilizan literariamente (cuentos) para engañar y engatusar la mente de una masa cada vez más sumida en su aburrido, esclavizado y monótono vivir carente en muchos casos de lo más sustancial. Al amparo de consuelos mentales, orquestados por sistemas educacionales y de funcionamiento basados en el clasicismo, el elitismo y el exitismo a ultranza se corporifica la sociedad del cansancio, de la enfermedad crónica y la desigualdad social. Competitivos por designación, excluyentes, sin dejar oxígeno a lo diferente, acabamos de facto con lo que pertenezca a una creatividad distinta, que sencillamente también quiere construir algo para ser compartido en afinidad, para ser experimentado, aprendido. Si piensas o sientes distinto no encajas, no eres. O te sometes o desapareces. Al más puro estilo militar sin serlo.
Se diseñan imperios tras imperios con la fuerza (ejércitos), el poder (economía) o el manejo de información (ocultismo que mantiene la ignorancia) como estructura piramidal donde la base está soportando el peso de todos los que se colocan encima (noblezas, cleros, corporaciones, élites políticas o científicas, burgueses, ejército, funcionarios, etc.), mientras que los individuos no organizados (si quieren sobrevivir, ya no digo vivir) han de medrar para escapar de esa gran losa que aplasta.
El sistema (da igual capitalista o chino_comunista) está basado en privilegios para las “altas esferas” y obligaciones más contribuciones para el resto. De manera maquiavélica dirá de sí mismo: que es el único camino posible para articular un modelo social justo y basado en la igualdad de oportunidades e inclusión de todos. Eso es justo lo contrario, pues su único verbo es la mentira. Mientras ese sistema preserve a sus entregados de atiborradas existencias, de más poder, riquezas, lujos y toda clase de basura material, ellos permanecerán en el empeño, a costa del sufrimiento de otros seres. Por lo que a toda costa tratará de perpetuarse continuamente por aberrante y contraproducente que pueda resultar. Se troncó enfermizo y sicótico; ya que con todo eso no pueden llenar los vacíos espirituales con los que el Nous se debilita entrando en anemia energética a las propias almas, confundías en la creencia de ser únicas, o superiores.
Por poner un ejemplo de cómo funciona este sistema engañoso_fraudulento: posteriormente a sus esquilmantes producciones globalizadas y fuera de toda lógica económica (que no sea la codicia y la adoración del Vellocino de Oro), cuando todo se ha enmierdado hasta el punto de casi no retorno, nos culpabilizan y se nos programa en la culpa (TV, medios de masas), no solo pagamos por los productos que ellos necesitan que nosotros consumamos, además hemos de cargar con las consecuencias negativas de las hiper_producciones de sus artículos (contaminación ambiental), dependencia física y mental (enfermedad) para la siguiente entrega de super consumismo masivo_mercantilista en el que vuelvan a obtener benéficos (cambio climático VS coche eléctrico). Cuando estimen se producirán nuevas guerras que encarezcan los recursos (energía, alimentación) y lancen inflación sobre las aturdidas poblaciones caídas en desgracia (crisis) o sencillamente una terrible pandemia asolará a toda la población porque un chino se comió un murciélago (manipulación de masas). Mentira tras mentira, abuso tras abuso, nos enfrentaremos a una “realidad” que certifica que gran parte de nuestra vida la dedicaremos a trabajos tediosos, por los que muy pocos sienten algún tipo de amor, a recuperar nuestra economía o tratar de salir de enfermedades que el propio sistema diseña para vender artículos destinados a tal fin (fármacos). Quedamos reducidos a objetos mercantiles que luchan únicamente por sobrevivir sin contemplar cualquier tipo de plenitud. Nuestros contratos con el alma se reducen a llenar el estómago, pagar facturas, procurar salud… ¡y poco más! Una gran mayoría soportará el sacrificio esperando su merecida jubilación por la que recibirán cuatro duros y que significará el pistoletazo de salida a una vida feliz, más bien de llegada, para poder vivir sin trabajar, disfrutar de la vida sin tener que resultar una mercancía útil y cobrando. Llegados hasta ahí, lo de la salud ya veremos, después de un duro y largo castigo a mente, cuerpo y …
Hablar aquí del “bien común” y zarandajas por el estilo es entrar en teorías de la conspiración o hacer el tonto. Lo del reparto equitativo (ya no voy a decir de la riqueza, ¡jajaja!) de los IMPUESTOS es pura ciencia ficción. Es más fácil decir que todos se aprovechan cuanto pueden. Y eso es de poca clase.
Las guerras fraude, crisis orquestadas y perennes, hasta las pandemias siempre resuelven en el beneficio de unos pocos y en claro prejuicio de los más. El discurso será: “Las crisis son para quién las aprovecha”. Este pensamiento es muy propio del sistema capitalista que ve oportunidades en el sufrimiento y el dolor ajeno justificada por la ganancia liberal, cual único dios viviente en el metauniverso. Por lo tanto, cualquier apelación a un sentimiento de justicia resulta un chiste.
A lo largo de la dramática historia de la Humanidad, no voy a culpabilizar a nadie por ello (eso no ayuda), en ciertas tribus y momentos, los humanos permanecían de alguna manera conectados a la Naturaleza. Tenían un sistema social basado en recursos, plano, asambleario, de familia tribal donde todos y cada uno contaba. TODOS eran considerados, tenidos en cuenta con todos sus valores y defectos. No fuimos meros productos de mercado hasta el advenimiento de los imperios de una y otra índole, sino seres humanos libres. No habíamos sido engullidos por la aberrante avidez a las falsas perlas en una sociedad que poco a poco, o mucho a mucho, se iba trasformando en un Moloch carente de toda compasión para sus propios integrantes (luego se arrepintieron, claro). Esto se comprueba ahora como algo insoportable, donde la desigualdad cabalga a sus anchas sin frenos, produciendo más beneficios y riquezas para los más enriquecidos, mientras estrangula a unas inmensas bolsas de marginados, excluidos, sin techo a pesar de trabajar, o sin trabajo con techo: toda clase de subsidiados (en el mejor de los casos) o abandonados a su suerte, o a la más mísera y desconsiderada precariedad. No se puede esperar que esa violencia no engendre otro tipo de violencia más.
El sistema neoliberal capitalista se ha especializado en generar desigualdad y eso no parece alentador. Dicen que en el Universo toda acción conlleva aparejada su reacción. Es por eso que existe un núcleo de irreductibles galos entre los que contaremos con Astérix y Obélix, hoy en día constituidos en legión con los anticapitalistas que batallan en buena parte de la vecina Francia. A veces hay que destruir para construir algo nuevo.
Quería hablar de los franceses que luchan unidos en las calles de París u otros lugares. Se ve que les tocaron los bolsillos y los huevos con recortes y mierdas de esas. Cada día me sorprenden más y sus batallas callejerasanti_capitalistas, anti_recortes, anti_abusos policiales, anti_pandemias, “anti_todoloquesemenea”, silenciadas por los medios (duran casi una década), aunque muy documentadas en la red, pero me quedé sin espacio. Únicamente con el título de artículo, pero sin hacer apenas mención a una sociedad que combate, o muy buena parte de ella. ¡Bueno!, si alguien quiere saber sobre el espíritu peleón de los franceses, en Internet hay miles de horas publicadas.
¡¡¡ºo0oº VIVAN LOS IRREDUCTIBLES GALOSºo0oº¡¡¡
AV Espuch
Si no lleva cordones pueden ser mocasines; en caso contrario: los EEUU de América, el RU de la Gran Bretaña y la servil Europa en la OTAN cual alfombrilla a sus pies.