Sergio Boj Bri
Militante de Sueña Torrevieja
En los últimos días, las redes sociales y demás medios de comunicación se han hecho eco del lamentable estado de conservación en que se encuentra el rico patrimonio histórico y cultural de Torrevieja que, además de resultar desconocido para muchos, se encuentra en peligro de desaparición. Refugios de la Guerra Civil amenazados por la presión urbanística, yacimientos arqueológicos expoliados o abandonados, casas señoriales del Siglo XIX en ruinas o un molino vandalizado y ocupado.
Torrevieja no carece de vestigios antiguos, ya que se conservan restos de época romana que nos están hablando de la importancia que tenía el territorio donde nos encontramos en tiempos del Imperio Romano e incluso antes, al encontrarnos en mitad de una de las rutas marítimas comerciales más importantes del Mediterráneo Occidental en la Antigüedad. Pero, además, Torrevieja es ejemplo de un sistema de explotación industrial salinera desde tiempos remotos hasta la actualidad, dispone de numerosos ejemplos de arquitectura industrial, regional y nobiliaria propios del desarrollo y crecimiento económico y demográfico que experimentó la población a lo largo del Siglo XIX gracias al comercio marítimo, cuyo puerto se consolidó entre uno de los más importantes del Levante peninsular. Además de ello, numerosas familias burguesas y acomodadas establecieron su residencia de verano en la localidad y se erigieron multitud de fábricas en nuestro territorio aprovechando las vías de comunicación con las que se contaba. Las relaciones comerciales con otras naciones, como por ejemplo Cuba, trajo consigo intercambios culturales de gran riqueza y, todo ello, fue configurando la Torrevieja de la que hoy formamos parte y nos sentimos orgullosos.
Esta riqueza cultural actúa como un activo, atractivo y reclamo para el fomento del turismo cultural y éste contribuye, en palabras de la Organización Mundial del Turismo, al desarrollo económico del destino, pero también a la integración social y al acercamiento entre los diferentes pueblos. Pero el caso de Torrevieja es complejo dado que se encuentra estancado en un modelo turístico que fue definido y muy desarrollado en los años 70 del siglo pasado, el denominado “turismo de sol y playa”, donde predomina la actividad residencial de corta estancia y, sobre todo, genera importantes desequilibrios económicos y sociales estacionales (en verano la población crece y en invierno disminuye).
Lo que se pretende y se puede lograr gracias a la conservación y difusión del patrimonio histórico y cultural de Torrevieja, que impulsa Sueña Torrevieja, es un modelo turístico sostenible, respetuoso con el medio ambiente y atractivo para visitantes que suelen reunir una serie de características específicas que cubren todos los segmentos de la población, suelen tener un alto gasto turístico, están interesados, así mismo, en la gastronomía y las compras, se sienten preocupados por el medio ambiente, viajan de manera frecuente, son clientes exigentes que buscan calidad y comodidad y es foco de atracción de nuevos flujos turísticos de países emergentes.
Zagal, ¿y tú de quién eres…?
¿Yo? Todo a VOX.