La irresponsabilidad de los inquilinos

¿Seré yo la persona más apropiada para escribir sobre quiénes somos los inquilinos, dado que llevo experimentando pisos en la playa años?

También el de los dueños es papel, pero aquí pongo el énfasis en destacar al que usa y estruja los alquileres.

Yo creo que el inquilino entra, apechuga, ensucia, rompe y maltrata un piso porque ya lo ve en sus subconsciente despilfarrado por el anterior, y así deja en perfecto estado menos cosas.

Hay indecencia, y eso no lo hace en su propia casa, pero aquí de suspenso, penoso.

– La nevera: el amo se la deja vieja, y él la deja tan sucia que ni se puede reponer. Desánimo.
– Las cazuelas y los cajones: para guardar, da igual…
– Tirar de una persiana que no es tuya, deprisa y corriendo, para salir, y así se rompe el cordón.
– Si alquilas un piso, lo explotas y metes en él a toda tu familia, y así cumples y no los llevas a casa.
– Los tiradores de las puertas, los suelos: salpicados por poco mimo, todo golpes de prisa.
– Las camas: con 3 patas, una reconstruida, porque se acostaron en ella 3 personas con sobrepeso.
– Las mesas quemadas…
– El horno: Nadie lo habrá limpiado y sí usado, y así lo comemos. No es saludable. No es sano. Mi marido hace postres, si voy a ver a mi hijo, si no me acuerdo de limpiar el horno con fuerza, queda desastrosa la visita.
– Cuentan que, si algo falta, es porque se lo llevan al marchar, de cariño.

Así que les recomendaría a esta parte limpieza, junto con las vacaciones, para que todo venga bien, no se rice la cadena y no nos cansemos todos. Gracias, salud y un saludo.

Amparo Fernández Valdés