Salva Torregrosa
En una ocasión le oí decir a nuestro paisano Manolo Pamies que «todos los pueblos guardan en la memoria colectiva de sus habitantes un anecdotario transmitido oralmente, la mayoría del cual se convierte con el paso de los tiempos en leyenda».
La historia y las historias de Torrevieja y de sus gentes. Ese poliedro de múltiples caras donde se enlazan y entrelazan «tíos, cuñaos, salineros, pícaros, chanes, pescadores, comerciantes con espíritu fenicio, emigrantes y algún que otro contrabandista».
Manolo era muy buen conocedor de todo ello, y así lo plasmó en muchos de sus excelentes artículos.
Pero sin duda Mari Paz Andreu era la autentica divulgadora del anecdotario histórico de nuestro pueblo, describiendo y anotando todo aquello que iba configurando nuestra forma de ser y estar como sociedad.
Mari Paz luchó, desde sus atalayas culturales, para contribuir a que nunca pudiese desaparecer el concepto colectivo de pueblo, no resignarse a la pérdida de identidad, a la reivindicación permanente de lo nuestro.
Mujer adelantada en su tiempo, afable, educada, culta, siempre con una sonrisa, con una frase de ánimo y aliento con todos sus paisanos.
El pasado martes Mari Paz nos dejó para siempre, y lo hizo rodeada de lo que más amaba ella en esta vida, la música, que estuvo presente en su sepelio a través de los músicos de su entidad, la Unión Musical Torrevejense, su familia, y el cariño, afecto y respeto de todo un pueblo, su pueblo. Descanse en paz, siempre estarás en nuestra memoria colectiva.
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