Tiembla la tierra en Torrevieja. Esta vez no se trata de un temblor momentáneo, de esos que se quedan en un susto. No. La tierra se mueve bajo nuestros pies. Todo comienza a moverse y caer a nuestro alrededor: objetos, enseres, muebles… Algunas edificaciones se caen, hay personas atrapadas, fallos en los suministros de agua y luz, y hay dificultad en conseguir ayuda, ya que las líneas móviles no funcionan por sobrecarga en la red. La magnitud de la catástrofe recuerda a aquel terremoto de 1829 que redujo la ciudad prácticamente a escombros, o, más recientemente, al terremoto de Lorca. Esta ficción cobrará vida el próximo miércoles 14 de noviembre en nuestras calles, dentro del Gran Simulacro Sísmico que tendrá lugar en Torrevieja, hasta donde se desplazarán 775 efectivos de 25 organismos, con personal de policía, bomberos, protección civil, figurantes y la implicación de todos los colegios e institutos. Ese día, la catástrofe se recreará en lugares como la Colonia San Esteban, el Casino, el Archivo o el Recinto de Ferias y Mercados, donde se instalará un campamento de acogimiento temporal. Una experiencia que, sin duda, nos enseñará la lección aprendida tras el terremoto de Lorca, y nos preparará para actuar en caso de que ocurra lo peor. Afortunadamente, de momento sólo nos llegan los «terremotos» en las filas de los partidos políticos locales, y en alguna entidad cuyo repentino revuelo no tiene razones demasiado claras. Todo esto, aderezado con los sones que nos traen los pasacalles de los músicos festejando Santa Cecilia. Afortunadamente.
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