¿Incidente, accidente, caos, mala suerte, naturaleza, descuido?
Ingresé muy enfermo en un hospital local, donde por varios días no podía comer ni casi beber, sólo sopas o líquidos. Casi lo único que me hacían era inyectarme o darme tabletas y a dormir, pues había tenido una hemorragia de sangre bastante seria, por lo que me dieron varias transfusiones de sangre, acompañadas de otras de hierro, puesto que caí en una anemia de gran categoría, debido a la pérdida de sangre.
«No se levante, no vaya al aseo solo, está usted muy débil, llame a una enfermera si necesita algo», me decían las enfermeras, pues a duras penas podía oír bien.
Pero, en medio de una noche, me imagino cuando ya me estaba recuperando, oí una voz muy rara, fantasmal, como del otro mundo, desde el interior de mi habitación. Al parecer, habían traido a otro paciente, un hombre mayor que estaba alucinando, diciendo cosas ininteligibles, y, más que hablando, gritaba: «recoge la cosecha», «canta, canta, canta», y, de repente, oí otra voz diciendo: «cuando él entró en el hospital estaba bien, pero, después de la operación que le han hecho aquí, alucina y ha perdido la cabeza». Me quedé perplejo. Mi debilidad se convirtió en fortaleza. No me creía lo que había oído.
Era la voz de una señora amiga que se quedaba por la noche vigilándolo y cuidándolo, pues la familia lo cuidaba durante el día, pues quería abandonar la cama cada segundo, a pesar de estar sujeto con cuerdas. Salí del hospital varios días después, pero el paciente continuaba igual de mal, «un vegetal». Me despedí de su familia con lágrimas en mis ojos, pues el paciente estaba en otro mundo.
Esta situación me hizo recordar la historia de un amigo que, poco despúes de operarse de una próstata maligna y cancerosa, perdió su memoria e inmediatamente después sufrió demencia, para morir un par de años más tarde.
Es como otro paciente al que le dieron varias transfusiones de sangre para recuperarse de una anemia y, tras varias extracciones de sangre para investigar su problema, volvió a sufrir anemia.
Nadie es perfecto, no existe la perfección, somos humanos y todos cometemos errores, los accidentes e incidentes también ocurren, pero esperamos, ansiamos, que la ciencia y sus defensores progresen, porque detrás de esos seres queridos e idos para siempre, existen unas familias que jamás comprenderán por qué ocurrió lo que ocurrió.
José Antonio Rivero Santana
Dejar una contestacion