Sería fácil, muy fácil, facilísimo, escribir esta quincena, aquí y ahora, del fastidioso decreto de cierre del centro cultural Virgen del Carmen por cuestiones meramente de seguridad para las personas. Pero no lo voy a hacer, porque creo que en cuestión de días se reabrirá para uso y disfrute del personal. Sin duda. Pero no quiero dejar pasar que aquí cuestionamos y criticamos por el mero hecho de hacer daño al otro, al que está enfrente, al prójmo. Sería bueno que nos autocriticáramos más. Pero es ya es otra intrahistoria.
Yo vengo a escribir de un hipotético libro, probablemente alguien recoja el guante y se ponga en faena. Probablemente. Si yo fuera Ayuntamiento, que no lo soy ni quiero, ofertaría tal idea con una beca, por supuesto. Un libro que aúne historia con aventura, un poco de poesía, una buena dosis de humor (por aquello de reírnos de nosotros mismos), que alimentara la empatía con las gentes de aquí, y al mismo tiempo pudiera servir de guía para un posible futuro. Digo guía de verdad, no falsos faros de la juventud, que por aquí andan muchos. Digo que nuestra historia es más o menos joven y pudiera dar mucho de sí, y recogiera aspectos tales como la posibilidad de quedarnos sin playas, la ausencia prácticamente de pequeños y medianos comercios, el futuro de los jovenes torrevejenses, la saturación del tráfico rodado en invierno (y en verano ya para qué escribir) y la consiguiente falta de aparcamiento, las razones por las que abrigamos tanta Tercera Edad y sus consecuencias, la falta total de civismo del personal que ayuda mucho a que nuestra ciudad sea paradigma de la suciedad, ordenar de una vez una ciudad que ha sido, en cierta forma, maltratada por mor de un concebido mal progreso. Todo esto y mucho más nos debería servir para mirar con cierta añoranza nuestro pasado, para así conocer mejor el presente y dar una respuesta al futuro que se avecina, que yo creo que mal se le pone el ojo a la gata. Hemos pagado deudas con los malditos bancos, hemos rebajado el déficit, se ha hecho un gran esfuerzo, durísimo, por ordenar las finanzas públicas… Y ahora, creo, disponemos de dinero para invertir en lo realmente necesario. No sé, igual todo se puede ir arreglando barajando muchas ideas y poniendo las mejores en práctica, entre todos, porque al menos sabemos que el sol sale todos los días.
NOTA: Disfrutemos de las fiestas lo mejor que podamos y ojalá tengamos un próximo año pleno de ilusiones. No cuesta mucho esfuerzo.
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