Hay pequeñas acciones que podrían ayudarnos a ver nuestro día a día de otra manera si aplicamos algunas de ellas. Podríamos llamarlo «árbol de la vida» y tratar de ponerlo en práctica. Me gustaría que pueda implementarlo en sus vidas diarias:
Escriba una lista de cosas que crea hacer bien.
Visite a un hermano.
Sueñe despierto.
Apague la TV y hable.
Permítase equivocarse.
Escuche a los grillos, chicharras, etc.
Agradezca a Dios el permitir despertar todos los días.
Acepte un cumplido.
Perdónese.
Deje que alguien lo cuide.
Muestre su felicidad.
Aprenda algo que siempre deseó.
Mire una flor con atención.
Diga: «Yo puedo».
Cante en la ducha.
Haga un picnic.
Empiece una tradición familiar.
Por hoy no se preocupe de pequeñas cosas.
Ayude a un anciano del barrio.
Mire fotos viejas.
Escuche a un amigo.
Pinte un cuadro.
Lea un libro.
Vaya a caminar.
Sonríale a todos.
Haga un álbum familiar.
Cuente las estrellas.
Mime a los que ama.
Llame a sus amigos.
Hable con Dios.
Dígale a alguien «te quiero».
Sea un niño otra vez.
Salte a una cuerda.
Borre la palabra «rencor».
Diga que sí.
Ríase.
Pida ayuda.
Corra.
Cumpla una promesa.
Cante una canción.
Anote los cumpleaños.
Ayude a un enfermo.
Salga para divertirse.
Cambie su peinado.
Sea voluntario.
Piense.
Devuelva un favor.
Termine un proyecto.
Rompa un hábito.
Dese un baño de espuma.
Salude a un vecino que no le cae bien.
Haga sentir bienvenido a alguien.
Permítase que alguien lo ayude.
Hágase un regalo.
Sepa que no está solo.
Comprométase a vivir el día como si fuera el último.
Nada grande se logra sin pequeños esfuerzos.
Graciela
Gracielilla, menos autojusticia de nueva era y más ética cristiana