Charlie Chaplin
Cuando uno cree despertarse para iniciar la nueva jornada, no siempre se sentirá seguro de si lo va a hacer en el mundo de los sueños o en el de las pesadillas, hasta que cobre conciencia de que se le escapa el control del tiempo.
Se podría tratar en broma el tema de la supervivencia, pero no siempre es posible, pues versa del contenido que nos incumbe más, como lo hiciera Charles Chaplin, con un bastón y un sombrero, manteniendo el equilibrio sobre la cuerda del destino sin caer al vacío o perder la oportunidad de ganar el juego real, porque nos jugamos el todo en cada instante como si se tratara de una lotería. Sus enseñanzas son magistrales: «Hay una cosa que resulta tan inevitable como la muerte», se expresaba irónicamente el cómico inglés, que tuvo que aclarar que era londinense y que nació en un barrio de «London» porque no consta en ningun documento, «y así es la vida».
Recuerdo haber tenido que leer para un examen la novela de François Mauriac «Thérèse Desqueroux», en la que el novelista galo describe a un alma atormentada porque no lograba llegar a un acuerdo consigo misma. El escritor asumirá, pues, el papel de anestesista que puede permitirse dar un dictamen «post mortem» apelando al escarpelo de su pluma. Y la vida no será otra cosa que ser capaz de hacerlo uno mismo a través del análisis penoso de la conciencia. «La muerte no nos roba a nuestros seres queridos», había dicho Mauriac, «pero la vida sí que lo hace con demasiada frecuencia y no me gusta tomar parte en el mundo de la vida en que haya demasiados que subsisten de la trampa».
«El secreto de la felicidad no estará nunca en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que se hace», había aclarado otro pensador francés, Paul Sartre, siguiendo la sabiduría de los antiguos ascetas y es que es difícil salir de este juego llevándose lo que se haya logrado ahorrar en cuento a vivencias de cada uno. Éstas estarán ahí delante de nosotros como en una caja fuerte, aunque no dispongamos de la llave. Y es que finalmente y siguiendo la imagen teatral de nuestro Calderón, resultará que la sombra y la ficción de la vida, que nos habrá estado persiguiendo durante años, resultará no ser más que un sueño que hemos soñado haber soñado.
HECHOS Y DICHOS
Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto, los treinta siguientes el comentario. Arthur Schopenhauer
PROVERBIO DEL MEDIO ORIENTE
La vida es como un gorro: unos se lo ponen, otros se lo quitan.
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